Ese día mi alma llorará hasta que el ángel de la muerte que te arrancó de mis manos me devuelva aunque sea tu perfume para poder recordarte e imaginar que estas a mi lado, voy a caminar hasta que mi cuerpo cansado intente refugiarse de mí misma mientras busco tu rostro entre la gente.

Voy a tatuar en mi sangre tu nombre para no olvidarlo nunca jamás y recodarlo todos los días por el resto de mi solitaria vida, voy a guardar tu ropa por si algún día vuelves a caminar entre quienes alguna vez fueron parte de tu vida.
Tu recuerdo va a estar siempre presente en mi ser y sé que sin tu presencia y tus sonrisas no voy a ser más que una criatura sin alma dentro de este planeta, imaginando esa sonrisa que alguna vez fue mía, recordando las palabras dulces que el viento me arrancará de la mente.
Tu presencia rondará eternamente en nuestra casa porque juro por mis ojos que será el templo donde tu cuerpo tendrá su merecido descanso, mientras que yo caminaré sollozando por no haberme llevado.

Tus besos grabados a fuego en mi alma se mantendrán para siempre presentes, negándose al olvido, para recodarme que solo fueron tus labios merecedores de mi castigo.
Mi espíritu se volverá una mancha negra en la claridad de la noche, porque no habrá razón alguna que me quite ese sabor amargo que pueda dejarme tu partida, y se que con el pasar del tiempo dejaré de ser lo que alguna vez tus manos tocaron, para convertirme en la misma piedra que tu tierra lleve.

Y mientras espero a que cumplas tu promesa de volver por mí, voy a esperarte en la oscuridad de la noche, acompañada solamente de esa depresión intensa llena de melancolía que me causa estar lejos de mi único y gran amor.