Inicio / Cuenteros Locales / graju / Ángel de mi Guarda
Cayó rendida en la cama después del agotador día en su nuevo trabajo: lavaplatos de un afamado restaurante. Seis horas de pie, sacando hollín y costra de asados en cacerolas y sartenes con la espalda doblada y de pie, le dejaron las piernas temblando. Aún así, su sistema de alerta interior estaba encendido. Había tranquilizado a su pequeña Paula durante la cena.
-- No temas, cariño, nunca podrá agarrarte ni hacerte daño. Nunca. Menos si estoy yo delante.
-- Es que me canso de ver dibujos en la tele y de asomarme al balcón. Me pongo a jugar en el pasillo y… Sus ojos se abrieron desmesuradamente como si estuviesen viendo el motivo de su terror. Llorando y temblando se agarró a su madre.
-- Pasó otras veces y nunca llegó a tocarte, corazón mío.
Con un hilo de voz decía a su mamá que rezaba lo que le había recomendado y desaparecía.
-- …pero tengo mucho miedo, mami, parece que va a matarme.
Llevaba alrededor de tres horas durmiendo cuando tuvo la sensación de que alguien se sentaba al borde de su cama. Abrió súbitamente los ojos y vio a su hija, sentada y alargando su bracito hacia ella, buscándola. Tenía la boca abierta como si quisiera hablar, pero no podía. Observaba el infinito. Giró la vista hacia donde miraba Paula y apareció ante sus ojos. Instintivamente, de un salto, se puso junto a la pequeña y la abrazó.
Entre las sombras de la habitación, ante ellas, un hombre alto y muy delgado, ataviado de árabe, esgrimía una daga curva y reluciente de manera amenazante.
-- ¡Vete! ¡Vete! Deja de asustar a mi hija. Decía con la mirada aterrorizada, mientras apretaba la cara de la niña contra su pecho.
-- ¡Ella no te hizo nada! ¡Déjala en paz de una vez!
-- ¡No sé qué quieres de nosotras!¡Vas a matar a mi hija de miedo! Gritaba fuera de sí.
El espectro abrió la boca para hablar y de ella salió un sonido trémulo y profundo. Los ojos, de fuego, acentuaban la expresión de odio en su rostro.
-- Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes sola que me perdería. Balbuceó la pequeña.
La madre lanzó un suspiro corto, intenso. La alucinación había desaparecido. Encendió la luz y se abrazaron llorando.
-- Mami, ¿mañana también tienes que ir a trabajar?
-- Mañana será otro día, amor mío. Acuéstate conmigo.
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Texto agregado el 22-08-2005, y leído por 1003
visitantes. (14 votos)
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Lectores Opinan |
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15-04-2011 |
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y luego qué pasa?no concluye tio, que es una tontera o toma pelo? eh? jodio, eh? marxtuein |
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29-03-2007 |
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espectros o no, esa alerta interior la evoco cada noche, cada día...no pido belleza, no pido riqueza...solo pido sabiduría, que el camino de mis hijos pueda siempre cuidar, que sea fuerte para cualquier peligro evitar y ante las adversidades que el Espíritu me guie para ayudarlos a avanzar...precioso cuento Juan...me manda a la reflexión que da mas sentido a mi existir... luzyalegria |
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07-09-2005 |
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Me dejaste con la miel en los labios... Efecto_Placebo |
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02-09-2005 |
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Los miedos son patrimonio universal. Lo que yo ya no sé si nos vienen de manera provocada desde el exterior "mediatizado", o tal vez surjan desde nuestro propio interior, el diablo de nuestros intestinos. Y en cuanto a la manera de acabar con ellos, ¿todo vale? Al menos en este relato, afortunadamente, sí. De la magistral manera como fueron provocados, igualmente fueron sofocados. desaparecieron azulada |
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30-08-2005 |
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Es un texto espiritual muy bello, tiene rítmo, muy bueno 5* LAPLUMA |
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29-08-2005 |
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Excelente manera de plasmar el terror... qué sensación de impotencia ante "eso". luna-lunera |
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26-08-2005 |
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Un miedo que cala hondo. Me asustaste. Mis estrellas. juanrojo |
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26-08-2005 |
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Sueños de niño, en que participa un adulto, verdaderamente triste y preocupante.*****. Un beso. Pilef |
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23-08-2005 |
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La emoción del isntante es evidente, la madre, en la tarea de la protección..La tensión se reompe cuando se mista la plegaria y el ser desaparece. está bien escrito. un abrazo
ruben sendero |
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23-08-2005 |
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Muy hermoso, con un muy buen contexto, el tema es muy interesante. ***** fabiangs |
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22-08-2005 |
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Cuando era chico tambien me daban ese tipo de alucinaciones escabrosas, y mi madre me hablaba de mi angelito de la guarda cosa que me tranquilizaba inmediatamente, me has dado un refresco a la memoria, gracias; saludos. Aramis |
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22-08-2005 |
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Muy bueno, vuelvo a leerte después de varios días de ausencia y este primero me encantó, voy por más india |
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22-08-2005 |
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Excelente! muy buen relato y sobre todo me gustó que la madre lo viera también, para que comprendiera que los niños dicen la verdad. pero me dio miedito pensar en un árabe con daga y todo. Un beso y estrellas. Magda gmmagdalena |
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22-08-2005 |
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El miedo instalado en las conciencias, sin distinción de clases sociales. Una excelente recreación de lo que logra la TV con su descarada difusión del terror, del enemigo en cada uno de los rincones de la vida.
¿Quiénes son los principales perjudicados?
Este cuento los muestra con sus vulnerables e intrascendentes existencias. Mis estrellas.
juanromero |
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22-08-2005 |
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ays!!! mi abuela nos hacía recitar eso cuando nos atacaban los monstruos de la noche y daba resultado, que angustia, pero eso de ataviarlo de árabe... es pa doble lectura, con eso del desalojo y los acontecimientos mundiales, pero... sería hilar muy fino o ¿sería el fantasma de mi abuelo? mmmmm, voy a darle vueltas al asunto, me asustaste eh! anemona |
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