Estando yo observando un gato pardo, nunca imaginé que se tornara negro. En el templo de mi soledad el gato era solo mio y eso me bastaba. Se escuchó un ruido, creí saber que pasaba. Me quedé tranquila, el gato estaba conmigo. Quise mirar pero el gato no me dejó. Siempre era lo mismo, ¿por qué iba a cambiar? Siempre amanece.

El gato se ha ido y yo me quedo sola, con lágrimas en los ojos, no sé por qué. El mismo ruido pero no es lo mismo. Ahora me llaman... Ahora yo llamo... Ahora te observo... Pareces descansado, no imagino cuanto. Estoy nerviosa y no hago lo que dijeron, tengo miedo. Ahora tu no estabas (tampoco el gato pardo) ahora estaba sola, y lloraba. Parpadean luces, algunos que miran, otros que vienen. Ahora ya no lloro, sé que aunque estés ya te has ido. Un hombre pregunta tus cosas porque tu ya no respondes.

No duermo, no puedo. Ahora solo lloro y el cielo llora conmigo mientras me despido. Estoy mojada y no paro de temblar, pero solo lloro mientras te digo adios y maldigo aquel gato pardo, y me maldigo a mi misma.

Y te recuerdo, siempre te recuerdo.