Lupanar de patéticas figuras,
orgías en comunión compartiendo
sangre y metales.
Tumbado en la sala atestada humores malsanos
y vapores quemantes,
siento la magia del tacto de mancebas difuntas.
Beso con pasión gusanos en bocas desdentadas,
capaces antaño de desatar amores sin igual.
No puedo evitar una agónica sonrisa
causada por la demencia que me trae disfrutar
de la carne en putrefacción,
paradógicamente tan llena de vida.
Y mi cortejo de placeres inmencionables
me canta al oído, en coro de voces huecas
que me excitan hasta aturdirme.
Mientras mis manos firmes se hunden
en puntos de placer
que hacen aullar a mi harén de belleza descompuesta.
Momentos de lucidez y espanto siembran mi eterna condena,
momentos en que con desgarrado llanto grito...

Debiste atarme Ulises
debiste atarme