Es imposible disfrazar mi tiempo ajeno al jazz de vinilo con sus caracteristicos chirridos de fondo, a un buen ejemplar empastado de cubierta gruesa, a un varonil corte engominado, no sé, a ese estilo tan propio, elegante de principiodel siglo veinte.
A mi como a otros, se nos otorgó el comienzo del siglo 21, que a pesar de su carente elegancia tambien tiene lo suyo. Talves en ochenta,noventa o cien años mas el disco compacto sonará tan austero como lo son los discos de vitrola para nosotros.
Para mi,por lo menos,me es dificil aun narrar en "mi ahora" en el cual los atractivos bulebaresde luces tenuesson corrientes locales de neón,donde todo es rápido,desechable,fácil de aburrir y reemplazar.
Todo esto podría llegar a ser un futuro atractivo e increible como lo es para mi creer en los cafés de Cortázar, en las tropicales tardes de García Marquez,en las melancólicas rutinas de Benedetti, en los solitarios y tranquilos paseos de Sartre, en la invertida visión de Borges, y tantos más.
Los envidio sin asco,sin remordimientos.
Espero que alguno de elloshaya sentido como yo siento.
Espero que en algún momentose hayan sentido idiotas,ingenuos,miserables de ser ellos los anfitriones de un siglo cada vez más hipócrita y descreido.
Siento miedo de mi "ahora" al que trato de mirar a los ojos sin flaquear para no ser devorado, para no sentir el plomo en los pies, para tomar lo bello sin dejar desperdicios.
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