tengo que cerrar los ojos para verte.
y recordar antiguos sinsabores para olvidarte. tengo que hacer fuerzas para quitar la nada de tenerte lejos, y como una pluma dejarme caer rendido en el otoño, junto con la losania y el silvido del viento.
no debiria cosechar lagrimas de macho en el pañuelo, que rodea mi cuello como una boa.
pero mis lagrimas ruedan, en un alud desenfrenado,
en una barranca que abajo no tiene nada.
deseo acostumbrarme a dialogar contigo, resitar mis penas en tus orejas tibias, y reirme de ocurrencias cotideanas que pronuncien los latidos enamorados de nuestros corazones, tonta.