Cerúleo y Azul
Ámbar, su cabello era color ámbar… es increíble lo que puede hacer la luz y dejar el cabello café clarito de Masari en el mas hermoso de los colores, ámbar. Los focos estaban ahí para llenar de luz toda la escena, y de pronto vino a regalarse de ámbar cada momento de su cabello, sus ojos grandes miraban como asustados, pero también es esa su mirada de pregunta. La veo recostada sobre su lado derecho, mirándome directo al lente de la cámara…
Creo que hay un poco de pintura azul en alguna parte…¿Dónde habrá quedado el carmín?...¿ Y el cerúleo?, bueno a final de cuentas si quieres pintar usas lo que tienes, no necesitas poner mas colores… o sea ideal tener mas pintura para matizar, pero… si es lo que hay… habrá que usar solo eso.
La tela no era muy grande, tenia solo 60 por 50 cmts, en realidad era bastante chica, pero la mujer recostada sobre su costado derecho se veía atractiva, seductora, y su mirada de pregunta tenia además un toque de intimidad, era como ese momento en que estas haciendo algo muy personal, propio, que te avergonzaría hacer frente a otra persona, y de pronto te sientes observado, descubierto… esa era la mirada, ese instante en que te das cuenta que te pillaron.
Verde, mucho verde, algo de gris y de amarillo, bastante café. Esos eran los colores… que raro decir eso… si en realidad los colores no son más que eso, lo importante es como se usan.
Masari quedo muy linda, en realidad ella es linda, así que no costo mucho interpretarla como es y el sillón quedo raro, lleno de colores y formas, pero se perdía muy bien en el fondo, también lleno de formas, sin duda era una analogía de Klimt.
Fue hermoso pintar ese cuadro, una gran escena, rozar suavemente con los pinceles la tela hasta ver aparecer, tras las suaves cosquillas, la imagen de aquello que se presentía, fue bello abrazar el momento, era como un primer encuentro de esos llenos de nervio y dubitativos al comienzo, pero después ves aparecer la imagen completa, el color llena todo, los pinceles ya recorren del todo la escena y aparece la belleza.
Pero no podemos. Cada día es un día menos y no podemos dejar de olvidar el total del cuadro. Aunque sea mas mágico y juguetón seguir esperando ver como resolver el fondo del cuadro, hay que resolverlo, hacer un boceto de cómo podría quedar, a veces borrar alguna cosa, agregar otras un poco. En fin… lo importante es que el proceso de hacer el fondo no mate la figura principal, ni pierda los colores. Quizá lo más difícil de todo es respetar los contornos de la imagen y no perder los limites de vista.
Va a ser un hermoso cuadro.
Masari llego temprano ese día, quería ver como iba , cuanto faltaba… y me encontró en medio de las meditaciones que merodean cada imagen que hago, se sentó a mi lado con un respeto único, miró el cuadro sin decir nada… yo quería que dijera algo pero no me atrevía a decirle..”¿que opinas?” de puro miedo a que no fuera a opinar parecido a lo que sentía… ella supo esperar. Supo mirarme y en el momento preciso dijo:” carmín, le falta carmín…” sonreí… pensaba lo mismo.. Necesitaba algún rojo en alguna parte para darle fuerza.
- si… pero no tengo carmín…
- si sabia… por eso te traje, un carmín… un azul… y un celeste cerúleo, pero no pongas azul ni cerúleo… le falta rojo.
Ella sabía mas de lo que yo creía… ponía atención en los detalles y eso me hacia sentir bien. Me encantó ver como extendió hacia mi una pequeña bolsita transparente con tres tubos de pintura dentro… los puso en la mesa de trabajo y me miró como esperando algo.
- Gracias Masari… no esperaba que hicieras eso… me sorprendiste…
- Si?.. De nada… tú a veces también me sorprendes…
Pinte largo rato… la noche llegó de pronto y afuera hacia frío, mucho frío.
Masari leía el guión de una obra que estaba preparando, tenía el papel principal y era el examen final de su carrera.
Verla sentada ahí, al lado de la estufa leyendo, los vidrios llenos de frió y su carita llena de arte me hizo sentir feliz.
- Masari, esta listo tu cuadro…
Se levantó y de un salto se puso frente al cuadro… yo mas que ver el cuadro me moví para ver su rostro, para ver la expresión de su rostro.
- ¡Lo cambiaste… casi todo!... dijo, mientras sus grandes ojos se llenaron de alegría y sus manos se hicieron a su rostro.
P.V
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