Es difícil definir los sentimientos cuando uno siente tanto temores que lo invaden a cada momento.
Pensar que la persona que uno ama está mintiendo o planeando algo monstruoso para uno es fatal.
Los pensamientos se vuelven heridas que no dejan pensar tranquilo y planear lo que se puede hacer con este castigo.
Las utopías de amor sincero se fueron a lo más profundo del universo. Se quedaron dormidas, encerradas en el claustro del dolor y el horror de descubrir la realidad investigando la propia vida. Analizando la propia muerte. Extrañando volver a ser niños y no amar como aman los adultos, si no amar como ama un niño, con pureza y sinceridad ante todo.
Puedo creer que no me has engañado, puedo tratar de confiar en ti. Pero ten por seguro que jamás podré olvidar los momentos duros, por que esos si que dejan huellas y muy profundas en el corazón. Destruyen la ilusión y te vuelven como el común de la gente que no confía.
Yo confiaba en ti, te amaba, te adoraba y te respetaba demasiado. Di demasiado de mí, y descubrí que no estabas preparado para amarme. Para valorarme, para confiar y descubrir el amor.
Por que en cada palabra que te dije estaba mi corazón entero, mi amor completo y puro.
Sabes muy bien que no soy perfecta, ni tu tampoco lo eres. Pero siempre he sido incondicional contigo y con la gente que realmente quiero y confío.
El dolor no se va, y sólo quiero ser invisible para que no me veas sufrir, para que no sientas lástima por mi pena y angustia. Por que tú transformaste mi amor en angustia, en sufrimiento y pesar.
Lo único que siempre he esperado de ti es que me digas la verdad, pero esa que viene del alma y no la que se dice para quedar bien o para no lastimar al otro.
Ya me lastimaste y no hay vuelta atrás, sólo queda que te comportes como un hombre y afrontes lo que se viene. Lo que enfrentaremos, quizás juntos, quizás separados, buscando una salida, a esta ilógica verdad que me has dicho.
A esta inconclusa mentira que has pronunciado. El olor de la traición está en tus manos. El olor de la traición está en sus manos, en las de ellos. Qué sé yo.
Lo único que tengo claro es que desde ese momento ya no soy la misma, me he transformado en la sombra de lo que fui, me he transformado en lo que no quería ser. Sentir en el alma odio y destrucción no es bueno. Lo viví siendo muy niña y transformé ese sentimiento en mágicos recuerdos, en pesadillas que nunca fueron realidad. Hasta ahora.
No puedo decir empecemos de cero por que no se puede, no se debe. Pero puedo pensar quizás algún día que esto sólo fue una horrible pesadilla.
Bayerly ®
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