No cabía duda, desde el primer día que lo vi me había caído mal, tan tonto y arrogante en extremo estúpido, siempre me subestimaba y me miraba con lástima. Siempre!!!. No saben cuanta furia corría por mis sangre cada vez que lo veía, siempre creyéndose perfecto en todo, y su estupida frase: “La vida se a echo para mí”.
Yo sentía que cada vez que pronunciaba aquello mi corazón se estremecía de desesperación…. Que digo desesperación, de rabia, sangre que hervía y se convertía en veneno, pasando por cada una de mis venas, pulsos de dolor y odio incontenible, recorriendo cada una de mis entrañas, purgándolas de desesperación sofocante, hasta llegar a mi cerebro, haciendo que este maquilara mil ideas y pensamientos…
Pensamientos que con el solo hecho de acordarme de ellos, se me eriza hasta los cayos, pensamientos con olor y sabor a muerte. No soy capaz de confesar ni al mismisimo papa de todo lo que he pensado últimamente…
Soy sincero, la razón de este odio, no lo puedo determinar si era verdaderamente que me caía mal, si era porque… lo envidiaba o porque era diferente a mi, no lo se, y no estoy en tiempo de averiguarlo.
Pero cada ves que hablaba, sentía que rechinaban esas fichas de refresco en el piso, créanme que así sentía, mis tímpanos explotaban y cada ves que lo veía… era una cosa terrible.
Sin embargo, lo conozco desde el primer día que nací, siempre a estado conmigo. La verdad de las cosas, tengo que decir que a veces era una persona muy buena, generosa con todo el mundo, alegre y bromista. Lo más seguro que muy dentro de mi le tenga envidia, no queda otra razón por odiarle de esta forma en que a mi parecer, es irracional.
El odio ciega a las personas, tal ves odie que la vida solo se a echo para él, sin embargo se compadecía de mi, sabia que lo odiaba y me justificaba de todos lo que sentía. Todas las mañanas me miraba fijamente a los ojos, y me decía que todo pasaría, que ese odio tarde o temprano dejaría de existir… creo que estaba muy equivocado.
Un día como cualquier otros, ya no pude más, simplemente deje que mi ser se convirtiera en lo que siempre quiso ser, y todos esos pensamientos que tenia se transformaron en ser, en un moustro dispuesto a llevarlas a cabo, a pesar de lo que pueda pasar, sea como sea, este moustro encarnado en mi piel y mis huesos. Ahora ya no soy yo.
Pensando todo el día que seria bueno para darle fin a esta opresión, mi mente corría bajo las influencias de mis fantasías, y saben que la imaginación no tiene límites, a pesar de eso, quería que la venganza de mi envidia, fuera algo simple, que no pasara mas aya de su muerte.
Sus consecuencias no pasarían mas aya de un crimen y por ende una sentencia, quizás de por vida, ¿Qué mas da? ¿Qué pierdo? Al estar libre en este mundo lleno de hombres como el, seria mejor estar preso.
¿Con que desangraría más lentamente? Con una daga o un picahielo, es difícil de elegir, creo que e decidido usar el picahielo, si, creo que a sido muy buena elección.
Ahí estaba, siempre reluciendo sus encantos que me daba risa, sintiéndose el intelectual el culto, poco a poco resurgía esa rabia esquizofrénica, el picahielo lo tenia escondido en el cinturón de mi pantalón mi mano derecha lo empezaba a acariciar y me acerque a el, llegando solo a unos centímetros de donde se encontraba, no ise mas que empuñar el picahielo en su costado derecho, asiendo pedazos todo su hígado…
Apenas voy abriendo los ojos e inmediatamente el olor a cloro me dice que estoy en un hospital. ¿Qué paso? Todo el cuerpo lo siento entumido, y me da tantas vueltas la cabeza en eso una enfermera se acerca a la cama donde estoy postrado, todavía tengo esas malditas agujas dentro de mi venas, y unas vendas ensangrentadas cubren mi abdomen. Parece que todo salio mal, mi plan por acabar a ese idiota se habrán estropeado y aun no se porque.
Según me dijo la enfermera que alguien me había metido el mismo picahielo que yo tendría que haber usado contra él. No importa, en un par de meses me recuperare para volver con lo que estaba asiendo.
Rechino mis dientes cuando lo veo de nuevo, tan creído, tan prepotente que da asco, queriendo aparentar modestia, pero no puede. No puede aguantar, ahora ya no fallare, esta pistola me a sido difícil de conseguir, sin embargó todavía tengo educación, y no quiero armar tanto alboroto en esta fiesta tan aburrida. En cuanto este solo lo apuntare directamente a la cabeza, y disparare lentamente y esa bala metálica rebotara en todo su cerebro, y así será su gran final.
Me rió a carcajadas, porque se que aun no sabe su terrible final, mi respiración se hace cada ves mas rápida, en este momento el ni siquiera le llega a su cabeza que son sus últimos momentos con vida. De nuevo me rió… me vuelvo reír. La pistola aun esta fría cuando de pronto lo veo, tan reluciente como siempre, sus zapatos boleados aparentando ser espejos, que pronto se mancharas de su abominable sangre, al igual que sus ropas blancas, se mete al baño, mas fácil no podría haber sido, lo sigo. Es mi día de suerte
Esta enfrente de mi, saco mi pistola que tanto trabajo me dio conseguirla, la acaricio y se la muestro. Sin embargo me esta viendo como si me estuviera esperando, sus ojos desorbitados me sorprenden, esta respirando muy rápido, pero no es por miedo, me esta enseñando los dientes y me apunta con otra pistola, sus ojos, sus terribles ojos, me parecen mas malditos que nunca. Nos estamos apuntando mutuamente.
Pero de pronto, la razón como una luz penetra mi cerebro, de nuevo me empiezo a reír, cuando me doy cuenta que al que le estoy apuntando es un espejo, tan tonto y arrogante, en extremo estupido, que siempre me subestimaba y me miraba con lastima. Siempre!!!. El que lo conozco desde que yo nací… ese, era yo
El baño esta caliente y mis carcajadas ahogan ese ambiente con olor a mierda, pero yo nunca me retracto de mis objetivos nuca me retracto, cierro los ojos y siento el frió cañón en mi paladar….
….jalo el gatillo.
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