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La lluvía caía inclemente, la poca gente que pasaba por las calles corrían tratando de llegar a su detino o se refugiaban bajo cualquier techo, solo se veía alguien que caminaba pensativo... y si ellos pudieran leer su mente sabrían que el caminante pensaba que tal vez la lluvia arrastraría con su correr el asesianto que acababa de cometer, se decía mil y una veces que no era real, que aquello no había pasado, que en cualquier momento sonaría su reloj y descubriría que todo fue un mal sueño, y entonces voltearía y vería la hermosa cara de su mujer, y podría besarla... pero sabía que esa esperanza era inútil pues ella estaba muerta desde hace unas horas, y había muerto por sus propias manos....

En su mente durante los últimos minutos había recreado las circunstancias, viendo todo como un espectador ajeno, incluso en su imaginación podía verse a el mismo repitiendo todas sus acciones del día.

Se podía ver a el mismo despertando, metiendose a la ducha, vistiéndose, desayunando la comida insípida que siempre preparaba su amada, y que jamás le diría lo mal que sabía, después recuerda el beso de despedida que le dió, aparentando indiferencia para después darle la sorpresa, era su aniversario y él había pensado salirse del trabajo para pasar el día entero con ella, como solían hacerlo antes de novios, llegó a su trabajo aparentando sentirse mal y lo dejaron salir, fue a la tienda a recoger el vestido que lecompró a su mujer, ese vestido que ya no se pondría jamas, y que inconscientemente, fue el objeto con el que le quitó la vida. A partir de ahí su día había cambiado radicalmente, al llegar a su edificio la entrada a su estacionamiento se hallaba bloqueada con un vocho color rojo, como no sabía quien era el dueño se dijo a si mismo que como iba a pasar a recoger nada más a Estela no habría problema en estacionarlo enfrente. al subir a su departamento encontró que las llaves de ella estaban en el suelo y que ruidos venían de la recamara, preocupado, corrió a la habitación, más al entrar la encontró teniendo sexo con un desconocido, en el suelo estaba tirado el juego de lencería que le había regalado en navidad.

Se salió de la habitación sin que se dieran cuenta de que los había observado, fue a la cocina, sentía nauseas, la cabeza le daba vueltas, tomó un cuchillo y regresó a la habitación.

-feliz aniversario mi vida!!! aunque veo que tú ya estas celebrando!- dijo con el tono más sarcástico que pudo. Estela se quedó muda al verlo parado en la puerta con el cuchillo en la mano. -Fernando!!! ehh...- empezó a decir - fernando que?! no es lo que pienso me vas a decir? o que piensas hacerme creer puta!!!- el sujeto en la cama trataba de levantarse y recorría el cuarto con la mirada buscando su ropa. -No te levantes pendejo!!, te voy a arreglar en un minuto- y corriendo hacia él lo golpeó en la cara con el mango del cuchillo, se quitó la corbata y con ella ató las manos del sujeto. siguió golpeandolo hasta q se cansó, Estela miraba aterrada sin saber que hacer, y le daba miedo que si se movía Fernando descargara su furia en ella, como adivinando su pensamiento le ordenó
-ven aqui!!!- ella obedeció, esperaba de menos un golpe, jamás se espero que el la violara y que le gritara a Marcos, su amante, que los viera y después que hubo terminado con el cuchillo desgarró la carne del desgraciado, se desangró totalmente mientras Estela veía impotente, lloraba desconsolada y con el vestido terminó por asfixiarla, cuando su cuerpo quedó inerte fue entonces que se dió cuenta de todo lo que había hecho. Con increíble calma, acostó en la cama a Estela, le cubrió el rostro como en las películas y salió del departamento,sabía que no podría volver, ahora era un asesino, tal vez, podría alegar demencia temporal, pero no sabía si funcionaría o que pasaría cuando alguien descubrieralo q pasó, al menos tendría tres días hasta que la sirvienta fuera a limpiar la casa, y mientras a donde iría.

Ahora se veía el mismo caminando bajo la lluvia, sus manos ahora tenían la sangre de dos personas, decidió terminar con toda esta situación, buscó un teléfono público y marcó a la policía, confesó su crimen y termino diciendo, no intenten buscarme pues yo solo he de castigarme de la misma manera, corrió a la estación del metro y con un último pensamiento a los días felices se aventó cuando llegó el tren...

Texto agregado el 19-08-2005, y leído por 119 visitantes. (1 voto)


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