Digo que no es posible y sin embargo, permanezco. Envuelvo los traumas y los pliego contra el pecho tibio, vacío. Me libero de la libertad y agacho la frente frente al triunfo de la certeza incoherente de los otros. Eso es sobrevivir y solo eso. Eso es lo que dispongo cada día: El pecho, la frente, el silencio y la siniestra serenidad aprendida.
Texto agregado el 18-08-2005, y leído por 153 visitantes. (3 votos)