2 de Noviembre:

Europa lo ha matado. Mi hijo yace frío en su cama. Sus ojos no brillan y el espejo que hemos colocado en su boca no se ha empañado. ¡Dios mío, no sé si podré soportarlo! Al amanecer la sirvienta fue ha despertarlo para desayunar, y lo encontró boca arriba; rígido y sin pulso. José se ha encerrado junto a su cuerpo en su habitación y lo ha examinado exhaustivamente. Lo velaremos esta noche y lo enterraremos por la mañana. ¡tan solo tenía 24 años! Horribles pensamientos me atormentan, es posible que desee acompañarlo en su lecho. Maldita Europa, con sus costumbres, sus vicios y su gente inmoral.

Si hubiera seguido sus estudios aquí, nada de esto hubiera pasado. José aun esta con él. Espero una explicación racional para esta súbita tragedia.

Ha llegado la noche y Tito ha sido colocado en un ataúd negro lleno de ornamentos. La familia de mi esposo nos acompaña. El Padre Corza habló conmigo pero no logró consolarme. Dios ha sido muy injusto, mi hijo era un buen creyente y un muchacho digno.

Ver su rostro en la ventanilla del ataúd, me ha dejado en peor estado. Su rostro estaba demacrado y dos bolsas grises, colgaban de su expresión. Sus labios estaban morados y sus mejillas se habían hundido, sepultando para siempre la vida de su semblante.

Adiós amado hijo, espero que descanses en paz.

José después de examinar el cadáver se ha encerrado en el dormitorio de mi muchacho, y se ha obsesionado con buscar alguna pista que pudiera explicar el súbito fallecimiento de mi hijo.

Mientras velábamos el cadáver de Tito, todos se sobresaltaron al sentir un golpe en el cajón:

—¡Está vivo!— grité desesperada, toda la gente me miraba asombrada y aterrada. José se acercó y me explicó que los cuerpos sufren a veces espasmos. Y la esperanza que tuve de verlo vivo se desvaneció por completo. Como me gustaría abrazarlo nuevamente... al amanecer será la misa fúnebre en la catedral, y después será sepultado en el cementerio.

Rosario Lastarria.


Continuará...