Y Ximena hace el aseo pensando en nada. Baila sin escuchar la música que tocan, si ponen un tema o dan el noticiero.

Porque al fin y al cabo, ella hace el aseo de esa casa, donde le pagan poco pero le dan el pan. Ximena no para de bailar hasta que todo brille al irrumpir la tarde.

Y mientras se saca el delantal, cuando la patrona llega y apaga la sonora radio y enciende la televisión, Ximena vuelve a escuchar y a sentir.

Es el análisis económico de la CNN que habla de un nuevo "nicho" para los agricultores. Entonces la patrona le habla a su marido cosas de economía que Ximena no entiende y la palabra "nicho" le duele en el pecho.

No se despide como todos los días y se pone el personal stereo. Escucha música y camina hasta el Metro. Se pasa las estaciones y baja en Cerro Blanco.

Ximena camina y escucha nuevamente en su personal stereo a un economista estúpido que se regocija de haber encontrado nuevos "nichos" para los productos "no tradicionales".

Y entra por los frios corredores y arranca una rosa triste de un jardín. Y sumergida en el fondo del mausoleo para niños, se arrodilla ante el nicho sin losa, escribe con lapiz de cera negro "nunca te olvidaré Ximenita" y pega la rosa con cinta scotch.