No despertó,
nunca mas, ¡Nunca mas!
Era ni mas ni menos,
que la señal de la partida.
Ya los malditos cuervos, estaban
rodeando su sutil y delicada figura.
- No hay ya duda alguna - dije
Para entonces,
Dormitaba en las tumbas,el romero fragante,
Y al lago se inclinaba el lirio agonizante.
Ella dormitaba entre las sombras,
con lento cabeceo,
Y del sopor consciente despertarse no quizo.
Pero su belleza, nunca cesó.
Y su blanca figura, reposó,
en calma deleitosa,
ante los ojos de millones de amantes.
Su alma duerme en regiones lejanas,
junto a tétricos fantasmas,
de olvidados antepasados.
La dama gentil duerme, reposa en un lecho,
mientras los gusanos se arrastran suavemente,
sobre su rostro,
sobre sus labios.
Le quitan los ojos,
le carcomen las manos.
Ella duerme, cual sombría,
centenaria y solitario niña,
sin miedo a la muerte.
¡Oh señor, ten piedad,
con la hija del pecado! |