Después de leer la reflexión pasada, me quedó la duda de los embarazos prematuros que son el “boom” del momento. Anteriormente, en nuestro países latinoamericanos, cuando todo dependía más del trabajo del latino y no de las tendencias que imponen los grandes políticos de la potencia mundial, cualquiera podía sufrir el que apareciera sin planificación, un nuevo miembro de la familia, si es que se le puede llamar a eso “sufrimiento”, pues nunca pensaron que se podía dejar de tener hijos, ellos simplemente llegaban según la voluntad de Dios y si El lo disponía así, era bien recibido, era un don. Antes no existía la planificación familiar, podemos corroborarlos en nuestra misma familia, que en tiempos pasados, pudo bien ser los dos padres y alrededor de 12 hijos. Familias enormes que poblaron pequeños lugar que, gracias a ese aporte humano, se consolidan en ciudades. Esa era la historia de todo el mundo, así se pobló Europa, así también lo vemos en las historia de Estados Unidos.
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Especialistas aseguran que un tercio de las mujeres jóvenes en Latinoamérica tiene embarazos no deseados antes de cumplir los 20 años
Artículo de http://www.soloellas.com/may05/sobresalud/pildoras_rechazada.asp
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Hoy, que nos sorprendemos de ver una niña de 15 años embarazada (y debo agregar, un niño de 16 años también), antes las familias siempre empezaban así, con mujeres jóvenes que conformaban las sagas, los grandes grupos familiares que por el número, sabían los pobladores, iban a terminar siendo uno de los poder del pueblo, porque a mayor mano de obra, mayor producción y por consiguiente, mayor ganancia.
Ahora, en nuestros tiempos, es un escándalo ver a una niña embarazada. Nos preguntamos si es que no hemos sido eficientes en la información de la llamada Planificación familiar. Pienso que eso no depende de un sistema humano creado para evitar ese tipo de embarazos, sencillamente es la naturaleza. A pasado por centurias, con la diferencia de que antes no era un indecencia.
Hoy, tanta gente procreada en ese modo, ha derivado en el poco espacio para el trabajo. Muchos sufren hoy la falta de trabajo por la gran cantidad de oferta y la poca demanda. Pero, ¿de qué depende esta demanda? Un factor muy importante en estos tiempos, es la comercialización con países extranjeros. El nivel de riqueza de un país se mide en el PIB y en sus niveles de exportación de productos. América Latina depende de la aceptación que da cómo veredicto la gran potencia. Aquí aparece el hambre y nos damos cuenta, que por más que nos rompamos el lomo, nunca alcanzaremos los niveles de vida que tiene USA. Otra cosa que lo demuestra, es el nivel de explotación y el requerimiento de la mano de obra latina en países desarrollados. Pero se debe aclarar que son trabajos simples, meseros, albañiles, soldados rasos etc. Cargos que ya los cómodos ciudadanos estadounidenses o de cualquier país de estos, no quieren ejercer. Son muy pocos los que llegan a ejercer cargos como médicos o políticos.
Una niña embarazada tiene que resistir todo esto. Cuando tiene el bebé, la pequeña familia afronta el reto de solventar gastos que nunca pasaron por su cabeza. Se sufre en América Latina, como no se sufre en EEUU. Lo que queda es la desilusión de la llegada de un bebé que sólo debería ser alegría. Trabajar a brazo partido para alcanzar precariamente a cubrir las necesidades del nuevo miembro. Esa situación desemboca en no querer tener más hijos. Si la niña ha corrido con suerte, tendrá a su lado el apoyo de su joven cónyuge durante un determinado tiempo, la mayoría de ocasiones el o ella, exhaustos de una relación que antepone obligatoriamente lo material (situación dada por los niveles de pobreza de nuestros países), terminan separándose con la esperanza conciliadora de encontrar en su vida otra persona que cubra esas necesidades básicas de cariño y compañía. Pero no podrán volver a pensar en un hijo. Si pensamos que una familia esta constituida generalmente por cinco miembros y que cada uno de los vástagos, cubran la cuota de tres hijos más, el crecimiento en el número de familiares es geométrica. Pero no sucede así, por cada hijo nacido durante las décadas del los 60´s y los 70´s, que promediando serán tres, hoy, por cada hijo se cuenta con al menos uno. Es una tendencia que, vislumbrando el futuro que se presenta aún más caótico, podrá encaminarse a ver como problema tener hijos. Algunos dirán en los próximos tiempos (lo actualmente podemos decir nosotros) “si no puedo sostenerme económicamente yo sólo, como puedo pensar en una familia”.
Esta es la época del comienzo de la decadencia. Sólo nos falta esperar que se ingenia la gran potencia para solventar su futuro descalabro financiero, cuando no pueda acudir a sus arcas inmersas en el trabajo latino, por falta del recurso humano que anteriormente servía para hacerla grande.
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