Con los brazos abiertos me acerco al fuego, el frío come mi piel poco a poco. Con un movimiento repentino, acerco una copa de vino que me esperaba en la mesa del comedor. Me encontraba tendido en el piso del mismo, con mi copa y mi alma a un lado. Me encontraba en el mismo piso en el que, días atrás, no me encontraba tan solo.
Veía aquellas llamas acercarse a mí cada vez mas, veía mi vida en ellas, la veo... Veo pasar su rostro, su cabello entrelazado y bailando al canto del mismo viento. Ahí esta, y yo, solo, en el piso de una vieja casa, perdido en un mundo mas allá de la imaginación, donde no existe el odio ni la venganza, ni el amor o misericordia, perdido en mi mundo. Yo solo.
Quisiera llorar por un momento, pero el frió no me lo permite, se congelan mis lágrimas en plena caída. Intentaba acercarme mas al fuego pero parecía que las llamas no tenían ningún efecto en mí. Estaba muerto, frío y vacío. Todo por esto, por separarme del mundo real al ficticio. No debí de haberlo hecho, me encontraba tan feliz ahí, o por lo menos era lo que aparentaba frente a ella. Por otro lado, ella parecía feliz, sonreía cada vez que me veía, y yo hacía lo mismo. Ahora la pregunta es, ¿porqué? ¿ Porqué preocuparse por ella cuando fue esa persona quien te rechazó a ti? A nadie mas que a ti. Ese "ángel" al que tu llamabas desapareció de la faz de la tierra y trajo a cambio otra persona; no era la misma, ella no te quería, te rechazó, eso es todo.
Pero eres TU el anfitrión de esta historia, tú debes hacer tu mundo una realidad y no quedarse como una novela de un mísero poeta abandonado. Tu tienes que transformar ese mundo, llegar a crear algo sin igual, lo que tu querías hacer desde un principio con ese supuesto "ángel". Mas no lo puedes hacer, te duele pensar en ella; te vienen los recuerdos mas tristes pero también los más felices, y por eso es que sufres. Pero no debes hacerlo. Debes de vivir, seguir viviendo, viendo al frente e ignorar el pasado que fue el que te torturo tanto.
Aunque la tortura no fue tan fuerte, ese momento, esas palabras te duelen todavía. Llegan al corazón tan noble que tienes y lo rompe, como un vaso caído, desaparece en un instante. Mas sin embargo, esos momentos que tuviste en el otro mundo te llenaron de alegría, esos son los pensamientos que debes dejar en tu mente y de ahí no sacarlos en un tiempo... Pensar en ella, junto a ti, contigo... Una lágrima solitaria empieza a bajar por tu mejilla, intentas detenerla pero en un momento cae al viejo piso de madera. Se ve la marca de esta y sientes que ella esta ahí para secarte, para estar contigo; la echas de menos. Pero en estos momentos ya no hay nada que puedas hacer, nada... mas que vivir. Otra vida, pero vivirla.
|