Cierta noche lluviosa a principios de agosto, en aquella habitación de casa de huéspedes, solo, de pie frente al espejo de un antiguo ropero, observaba en la imagen gemela cómo uno de mis pulgares hacía girar nerviosamente el cilindro de
un revolver...

... mis manos sudorosas temblaban, pareciera que no estuvieran ahí, no las
sentía.

La noche era callada, la lluvia cesaba, tan sólo se escuchaban los murmullos de las gotas cayendo sobre el techo; el piso resonaba a lo largo del pasillo principal, pasaban los minutos y seguía ahí, solo, hasta que escuché un estruendo, un disparo pareció, salí a la ventana y no había nadie, tan solo grandes sombras moviéndose al unísono del viento. Seguía ahí con la revolver en mano, no sabía
que hacer, si bajar a ver que había pasado o quedarme ahí. Lo pensé y decidí bajar, el pasillo era largo y se proyectaban sombras debido a que las velas estaban encendidas, bajé las escaleras y me dirigí hacia la puerta y antes de que la abriera, la chapa empezó a moverse, quité la mano enseguida y me oculté detrás de un mueble.

La puerta empezaba a abrirse, lentamente, mis manos sudaban aún más, en mi mente se veían imágenes de que podría ser lo que estaba tras la puerta, me imaginé lo peor. Aquel ente pasó frente a mí, no se alcanzaba a distinguir pues tenía puesta una gabardina negra, al caminar hacía un sonido muy peculiar, me parecía conocido.

Pensé en disparar pero recordé que contaba con una bala y ya tenía un destino, así que lo seguí. Caminaba lenta y cuidadosamente para que aquel ser no me viera; unos minutos después se detuvo, se encontraba a medio pasillo, no había dónde esconderse así que me quedé quieto pensando que iba a seguir caminando.

Se quedó inmóvil unos segundos y rápidamente volteó, yo, sin saber que hacer decidí quedarme ahí para ver si reaccionaba o algo. Aquel ente tenía la cabeza agachada, no lo veía, no sabía quien era.

Pasaron los segundos y otro estruendo resonó en toda la casa sólo que ahora el interior de ella se iluminó por unos segundos, permitiéndome ver a aquel ser. Lo vi. Me quedé pasmado sin saber que hacer, creía que mi vida iba a terminar en ese momento, me imaginé lo peor que me podía pasar, todas esas imágenes me trastornaban la mente, me volvía loco y ese ser sólo me veía con su mirada penetrante.

Decidí correr, salir de ahí, al jardín a donde fuera pero salir de ahí. Corría por el pasillo, sin saber que hacer, corría nada más pero parecía que era interminable. Mi anhelo de salir de ahí era imposible, empecé a imaginar voces, que me decían que huyera de ahí, pasó el tiempo y seguía en aquel largo pasillo con el ente tras de mí, viéndome correr. Mi mente trastornada se daba por vencida hasta que llegué al final. Nervioso y cansado.

...me encontraba consciente de nuevo, frente al antiguo ropero, viendo cómo uno
de mis pulgares hacía girar nerviosamente el cilindro de un revolver...