UN PARAISO LLAMADO EDEN
Sucedió en Groenlandia tierra rodeada de frío polar, de mares árticos, en donde los icebergs se desprenden y cambian de lugar constantemente, donde las auroras boreales iluminan el cielo frío y azul; el tiempo descansa y duerme su eternidad, el presente alterna con el pasado en los días cortos y sin sol, en las noches largas y sin luna: ahí estaba el Edén...
El, vivió allí, único habitante sobre la superficie; solo, siempre solo, sin nombre, sin conocimientos, sin compañía...
Hasta que de pronto, invadió su soledad eso otro ser, tan diferente a él: más bajo, más esbelto, con larga cabellera y muy, muy parlanchín.
Se apoderó de él, de sus sitios preferidos; para todo tenía una explicación , a todo le daba u nombre; y hablaba, hablaba hasta el cansancio...
A él, lo llamó Anuan.
Y Anuan ya no estaba solo; ella, evidentemente era una hembra; ¿Pero cómo, y desde dónde llegó?, eso era un misterio.
Las planicies congeladas, los icebergs que flotaban en los mares fríos, de pronto ya no le pertenecían a él exclusivamente; ella ocupó todo, cambiando las cosas para un lado y para otro; nada se le escapaba.
Hablaba, y hablaba: “¡Anuan esto y aquello, los peces en el mar, las focas sobre los barrancos, las zorras, los osos, los cormoranes en el cielo!. A todo le dio su nombre, y así surgió el “Diccionario”, desconocido hasta entonces, complicando la vida de él.
El trataba de manejarla, de imponerse, mientras ella fingía obedecerle; pero cuando en el cielo aparecían las auroras boreales, se escabullía corriendo hacia la orilla del mar.
Ayer divisó un extraño ser que se asomaba desde las aguas profundas; no se parecía en nada a Anuan: era más esbelto, más estilizado, no tenía piernas ni brazos, pero era ¡tan, tan refinado!
Hoy lo indagaría, hoy se animaría a hablarle; y... sí, lo llamaría “¡Víbora Marina!
¡Y la Víbora Marina, apareció y le habló!:
“¡Hola, mi estimada y bella Edena!”(y ella estrenaba con orgullo su nombre)”¡Qué piel suave tienes!, ¡que pelo tan largo y tupido...! ¿No te da , calor? ¡Ven, toca mi esbelto cuerpo, verás qué liso y fino es mi cutis!”.
Y Edena, curiosa como toda hembra, pasó su mano sobre la víbora. ¡Era tan suave al tacto, tan agradable...!, y acto seguido surgió en ella el deseo de vestirse con algo semejante.
La víbora, viendo su tentación, contestó: “Sé donde hallar una piel tan suave como la mía, si quieres podrías obtenerla!. Sobre los barrancos del sur se asolean las morsas y leones marinos; iremos hasta allá, y conseguirás algunas. Eso sí, tendrás que matarlas; podrás entonces desollarlas y obtendrás el abrigo más elegante de este paraíso!...
Edena recordaba las palabras de Atuan, cuando ella le contó su conversación con la víbora: ¡“De todo podemos comer, los peces del mar, los pájaros del cielo, pero nunca mataremos morsas, ni leones marinos”!. Pero ella, desoyendo sus palabras, prometió a la víbora, verla a la mañana siguiente.
Por la noche, pidió y suplicó a su hombre, que la dejase ejecutar el plan para obtener el abrigo, aunque en vano.
Utilizó una estrategia nueva: de sus ojos brotaron gotas de agua, que ella llamó “lágrimas”... y el arma más poderosa del mundo, había nacido. Sin embargo, Anuan desconociendo su poder, no cedió.
Al otro día, acompañada por la Víbora, emprendió el viaje, y al llegar al sitio indicado, mató a una morsa enorme que se encontraba asoleándose, la desolló y se vistió con su piel; éste fue el primer pecado: ¡ el “Matarás en vano”, estaba consumado...!
Y Groenlandia tembló, tembló la tierra, tembló el cielo y el mar; ¡Apareció el primer Sunami!
Al llegar a la cueva vio a Anuar sin su habitual piel de largos pelos. En lugar de ésta, tenía una piel lisa y rosada, fina como la de ella; y se cubría una parte de su anatomía consus manos.
Él, tenía frente a sí un ser distinto, provocativo, que no ocultaba sus bellas e íntimas parte anatómicas; otro pecado acababa de nacer: ¡el deseo del cuerpo!
Consumado éste, el Edén comenzó a temblar; grandes vientos y huracanes se apoderaron de él, y Anuar y Edena, fueron expulsados del paraíso...
Se encontraron perdidos en una tierra desconocida y selvática; con abundancia de todo, pero había que buscarlo y prepararlo para poder comer y subsistir.
Con mucha dificultad y trabajo, se fueron acostumbrando. Luego procrearon y multiplicaron.
Un nuevo paso, en esta historia estaba por suceder; nació Camín y Atel, hijos de Anuan y Edena...
Luego Camín mató a su hermano Atel; Edena procreó otros hijos; Anuan tuvo hijas, no es conocido con quién; se sumaron otros tantos pecados a la historia, numerosos castigos y desastres como inundaciones, terremotos, maremotos; pero la raza humana subsistió y siguió su curso.
Como ave “Fénix” sobrevivió al fuego, se sacudió las cenizas y sigue adelante, hasta que el futuro y el destino diga ¡Basta!, y estaremos nuevamente en punto de partida.
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