Disfruta el sabor
ingrato de tus actos,
deliciosos hechos
amargos y ásperos,
como tus manos resecas,
secas de lujuria,
maltrechas de repudio,
oscuras como mantos
mantos sumergidos en las nieblas
de tus ojos nublados,
cegados por tu egolatría,
tan vana como tus labios,
cerrados, mudos,
silenciosamente prepotentes,
tanto como tus botas
aplastando al barro,
a la tierra que cubre
los cuerpos que dejaste,
abandonados,
solitarios y muertos,
tan lejos,
distante como el aire
de las montañas que te cubren
sin ocultarte,
por qué te veo,
te observo con detalle
sabiéndolo todo,
te veo así
tratando de esconderte,
sólo yo te veo...
tal cual eres. |