Miró la punta de aquella zapatilla gastada, una fina línea de humedad se deslizaba a través de ella y a su paso arrastraba el polvo acumulado del partido de football, jugado con los chicos de la villa atrás del chatarral.

Se preguntó –“Será una lágrima?, no podía ser!”- aquel día había pasado por lo de doña Marta, y le había dado mate cocido con pan, -“Sí, si comí!” . Entonces porqué esa lágrima, Porqué llorar?.

“Y sí hace frío!”, pero tenía los diarios que los mozos del bar le habían dado. Esta noche dormiría con algo de abrigo, acurrucado en aquel edificio viejo al lado de la estación del tren.
“Yo me gané este lugar”-pensaba-“se lo gané al Costilla, y vaya que pelió fiero!!, pero le gané”.

“Las monedas que junté hoy, me las robó la pandilla del Cholo, pero no es la primera vez”.

“Porqué lloro?”-se preguntó, al tiempo que otra lágrima caía sobre aquel pobre calzado-“ y otra más!!”-eso lo asustó-“ Los hombres no lloran!!”-trató de convencerse. Pero el llanto surgía sin poder contenerlo. Ya no podía negar su realidad, ¡Cumplía 9 años! y las lágrimas corrían por sus paspadas mejillas tratando de borrar tanta soledad.