Creo que hoy puedo comprender perfectamente la tristeza de una golondrina volando sola bajo la inclemente lluvia cuando muere el sol.

Siento la nostalgia de un pez que mira a través del agua a la luna, soñando con poder volar para morir bajo su manto blanco.

La soledad de las montañas no se compara al vació que hay en mi corazón, ni el desierto con la inmensa sequía de mi alma.

Que puede ser mas decepcionante que una flor a la cual el sol olvidó?
Pues creo que no hay comparación.

Sin embargo cuando quise encontrar tu alma, y sentir tu espíritu unirse poco a poco al mío, fui peor que todo aquel que sufre, por que no fue mas que tus frías manos y la exposición de tu traidora boca lo que hallé sin melodía alguna para mis delicados oídos. No te escuchaba como antes, sentía tus manos como un hielo maligno mientras la tristeza carcomía mis entrañas hasta lo mas recóndito de mi ser. Mi mente colapsó hasta el punto de desconocerte completamente y creer que todo fue un sueño.

El llanto no da abasto para tanta tristeza, y el suspiro no alivia el vacío de mi pecho. Ahora estoy tan solo mirando, con el mar en mis ojos, el horizonte en compañía del abrumador silencio, tratando de recobrar fuerzas para ponerme de pie nuevamente y caminar, antes que el sol se alcance a esconder en la lejanía y me deje sola en la oscuridad.