Una sola buena acción por día

♫♪ ¿No es cierto Noviecita
qué todo alrededor
parece mas bonito
cuando llega el amor?

Si ahora que empezamos
Que lindo es todo eso
Cuando lleguen los besos
Yo no se… que pasará.♫♪

Transcurría 1957 dentro de la misma rutina, de la Universidad a la casa, estudiar… los fines de semana el Jockey Club, seis o siete amores fugaces que no dejaron mayor huella, una enfermedad venérea pegada por una chica insospechada, cumplí con mi deber de avisarle y se nos curo fácilmente con un par de inyecciones de Penicilina y tampoco dejo rastro, yo era el chico promedio de diecinueve años, esperando por la oportunidad para agarrarla de los cabellos... aunque fuera calva.

El viernes Alberto llego a mi casa todo excitado, todavía sin quitarse el uniforme de Cadete de la Aviación.

- ¿Sabes quien ha sido nominada Señorita Perú, para el concurso de Miss Universo? Me pregunto como quien se las sabe todas.

- ¡No tengo la menor idea!... ¿Quién?

- Gladys Zender… ¿Te acuerdas… la flaquita que bailaste con ella en la fiesta de Cecilia Techeira?

- Claro que me acuerdo, eso fue el año pasado para su cumpleaños.

- Ella estaba sentadita en un rincón, nadie la sacaba a bailar, era toda flaquita y bien tímida.

- Me acuerdo… Yo te dije “Voy ha hacer mi buena acción del día.”… Me le acerque y le pedí bailar.

♫♪Los Marcianos llegaron ya
y llegaron bailando chachachá.♫♪

- Era una chica encantadora, de muy amplia cultura pero terriblemente tímida.
- Se vislumbraba que tenía algo grande en su futuro, pero era bien flaquita, no tenia un Dios te guarde.

- ¡Aparentemente se desarrollo un montón! Me replico Alberto.

Gladys Zender fue nombrada Miss Universo 1957, es la única belleza universal que me ha hecho el favor de bailar conmigo.

Durante los nueve meses de estudio, mi único escape eran las fiestas de los viernes en la noche, donde conocía nuevas chicas, las impresionaba con mi pinta, les hacia sentir mis intenciones, pero nunca podía rematar por el estudio, la falta de movilidad y el bendito trabajo del Jockey Club, pero como no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista… llego el verano.

Antes de que Alberto viajara a Pacasmayo por las vacaciones, fui a su casa el viernes listo para la fiesta de reglamento, al poco rato llego el flaco Cárdenas, otro Cadete, el que conseguía el carro de su papá prestado todos los viernes. Esta vez la fiesta era en San Isidro, barrio elegante de la Lima de esos tiempos.

Ella tenía puesto un vestido fucsia que contrastaba con sus cabellos rubios, ojos de un tono azulado profundo que los hacia parecer soñadores, un cuerpo en vías de desarrollo que iba por muy buen camino, tenia todo lo que una chica de dieciséis años que se respeta, debe tener, era una belleza… estaba conversando con su grupo de amigas y parecía accesible.

Llegue junto a ella antes que todo el montón de piratas que pretendían sacarla a bailar.

♫♪Tu me acostumbraste
A todas esas cosas
Y tu me enseñaste
Que son maravillosas

Sutil llegaste a mi
Como una tentación
Llenando de inquietud
Mi corazón♫♪

- ¿Me permites esta pieza? Pregunte estirando la mano.

Ella se dejo llevar como quien no quiere la cosa, yo me sentía como pez en el agua, tu sabes… Bolero, dos pasos para la derecha y dos para la izquierda, lo puedes bailar sobre un ladrillo, nunca jales a la chica, déjala… que cuando mueves solo el torso, ella se pegara a ti solitita y tu sentirás sus senos clavándose en tu pecho y ella podrá percibir tus intenciones tratando de entablar conversación con las suyas.

- ¿Cómo te llamas?

- Rosa.

Capullito, capullito
ya te estas volviendo Rosa
ya te va ha llegar el tiempo
de decirte alguna cosa.

- Ja Ja Ja, ingeniosa poesía…
- ¿Es tuya?

- ¡Es vieja como el tiempo!
- ¿Te gustó?

- Si, me gustó.

- ¿La poesía o Yo?

- ¡Averigualo tu mismo!

- ¡Ayúdame!... Para adivinar voy a necesitar todas las piezas de esta fiesta.
- ¿Bailas solo conmigo toda la noche?

- Bueno, para ayudarte.

Bailamos toda la fiesta, los boleros mejilla con mejilla y los chachachás haciendo contorciones y diabluras, era encantadora, muy buena conversadora y bailaba lindo, al principio cuando recién sintió mis intenciones, se alejo como contrariada, pero al ratito se pego nuevamente y creo que estaba empezando a gustarle. Como yo trabajaba en el Jockey Club el sábado y domingo, quedamos en encontrarnos el lunes en la Plaza San Martín a las tres de la tarde, para ir al cine y después al Crean Rica.

Como no podía darme el lujo de perderla, el lunes al medio día aborde el Tranvía eléctrico en la Avenida Brasil, hice los transbordos necesarios y antes de la una, realmente demasiado temprano, estaba en la Plaza San Martín, sin nada que hacer hasta las tres, decidí ir al Portal de Belén a buscar herramientas en la Casa de los Hobbys, cuando veo a Juan, un viejo amigo de la Quinta (se acuerdan de Violación) que daba vueltas sin rumbo fijo alrededor de la estatua.

- Cuanto tiempo sin verte, Juan.
-¿Qué haces por acá, dando vueltas?

- Me siento corto, mi papá ha hecho una cita para mi en IBM, para que yo postule por un trabajo.
- Pero tengo miedo, de fallar… mi papá esta a punto de botarme de la casa, porque dice que no trabajo ni estudio.
- No puedo fallar, pero no se que hacer.

Una vez mas me dije a mi mismo, Voy ha hacer mi buena acción del día.

- Si quieres te acompaño. No se para que abrí esta bocaza mía.

Entramos al edificio, en el quinto piso las Oficinas de IBM, nos atendió el Ingeniero Sobico Gerente Técnico, argentino pero con dejo de no ser porteño (era de Santa Fe).

- ¿Los dos vienen por el Examen? Pregunto Sobico.

- ¡Solo el!... Yo estoy estudiando en la Universidad de Ingeniería. Conteste yo señalando a Juan.

- ¿Y usted, por que no trata? Insistió Sobico.

Después me entere que IBM estaba sumamente corta de personal y en proceso de una mayor expansión en el país.

Ante la presión de Juan y Sobico, por que tenía dos horas libres y por idiota acepte.

El examen era psicotécnico, cien preguntas, cada una con cinco posibles respuestas para marcar, la misma vaina que yo tenia en la Universidad todos los meses. El ochenta por ciento de las respuestas eran demasiado obvias y fáciles, para cualquiera que se encontrara entrenado para deducir, las marcas fluían de mi lápiz casi sin pensar.

Para el restante veinte por ciento use el científico método de mi-ma-má-me-di-jo, entregue las hojas en quince minutos, Sobico la metió a una maquina (IBM por supuesto), miro el resultado y me dijo.

- ¿Seguro que no quiere trabajar para IBM?

Juan entrego sus respuestas, las hojas a la maquina.

- Lo siento… Juan no pasa el examen. Me dijo Sobico.
- Pero usted puede empezar a trabajar hoy mismo.

- No gracias, estoy en segundo de Facultad de Mecánica y voy ha ser Ingeniero.

- IBM lo manda a Estados Unidos para que sea Ingeniero en Cibernética, es una carrera nueva.
- Le pago dos mil soles mensuales, mientras estudia. Me tentó Sobico.

- No gracias, se me esta haciendo tarde, tengo una cita.

- Si trabaja con nosotros, contrato a su amigo también. Insistió el Gerente.

Juan, casi lloraba, estaba demudado pensando que haría su padre, me pidió que aceptara.

Yo pensé que era una solución a mis problemas de tiempo, mujeres, el trabajo del Jockey Club, comprarme un carro, no ser una carga para mi familia. Esta vez me dije a mi mismo, Voy ha hacer mi segunda buena acción del día.

- ¡Tres mil! Fue mi contraoferta.

- Esta bien. Dijo Sobico.

- Acepto, donde hay que firmar.

Llenamos una serie de formularios en ingles, debía empezar a trabajar al día siguiente, para tener un entrenamiento intensivo para viajar a Nueva York, a la escuela Latinoamericana de IBM y debía nivelarme con otros estudiantes que ya habían tenido el curso básico. Mucho después me entere que había respondido el examen sin cometer ni un solo error y por eso fue toda esa vaina, una vez mas Maria Santísima se había sentado a mi derecha para soplarme.

Cuando salí corriendo de IBM y llegue a la Plaza San Martín eran las tres y media, no pude encontrarla.

Nunca supe si Rosa fue a la cita o no, lo cierto es que nunca mas la vi.

Y el hacer mas de una buena acción al día cambio mi vida.