Sr. Sergio Gonzales
Le hago llegar mi cordial saludo a la vez que los más sinceros deseos para que las mejores de las suertes le acompañen en la búsqueda de sus objetivos trazados en la empresa para la cual labora, en el éxito profesional de ella, en la realización de sus metas y, finalmente, en su vida personal, tanto como la de sus más cercanos allegados y familiares.
Por su parte, le agradezco su preocupación en cuanto respecta a mi profesión y al quehacer de mi círculo de colegas diseñadores y, por guardar en forma tan afectiva mi e-mail en todo este tiempo transcurrido, en tan grato y ennoblecedor gesto de su parte.
En cuanto a su propuesta lamento defraudarlo pero por el momento no me encuentro interesado en ninguno de sus productos. La empresa para la que laboro, en realidad, por razones de su propia naturaleza, no requiere de hosting y/o dominio. Sin embargo, es bastante probable que las empresas, en las que laboro free lance, lo requieran en determinado momento. En todo caso déjeme un tiempo para averiguar acerca de los planes de hosting en los cuales fueron suscritas sus páginas web, conjuntamente a los precios, para luego compararlos con su paquete promocional. Prometo dedicar todo el tiempo que usted merece para la indagación de ello y de ser necesario le estaré avisando a la brevedad posible.
Permítaseme, por otro lado, el tremendo atrevimiento de hacerle una crítica. Del mismo modo que tuve la dicha de leerlo, ahora pues le exijo, léame también usted. Como le decía, plantearé una crítica a su propuesta formulada.
Su objetivo de ventas, disfrazado, por motivos más que obvios, los cuales comprendo perfectamente, pues tengo además de especialidad en diseño gráfico, la de publicidad y marketing, el mismo que me presenta mediante el correo que me envía, posee algunos errores, que no me resultaría tan difícil de enumerar como si, me quitaría demasiado tiempo en su tipeo, el cual no dispongo en este preciso instante. Por lo que me disculpo, solamente nombraré a grandes rasgos sus características que me llamaron mucho la atención, todas ellas de carácter ético, personal pero, también, relativas a su ámbito laboral competente. Taras que, pienso, saltan a la vista, inmediatamente, por su carencia de sentido racional, profesional y por la falta de un criterio del nivel más lógico y primario para todo ser humano con algo de lucidez mental hacia el logro de sus objetivos. Digo profesional, quizá en forma equivocada, pues la docencia de las ventas dudo mucho si ya fue encargada en alguna universidad local, pero considerémosla así, de algún modo u otro, dado que toda labor merece respeto y honorabilidad, sin excluir, claro está, a la de ventas.
Resulta grotesca, pues, su falta de creatividad y de arte para conseguir metas. Es tan primaria y bruta su incursión electrónica, por cierto, en lugares donde no debe. Deja que entrever su finalidad en forma tan simple y burda que un chimpancé utilizaría mejor su inteligencia para lograr vender un hosting de aquellos que usted y su honorable empresa vende. Es repugnante su deseo de vender utilizando medios poco decorosos como el engaño. De su posición a la de un corrupto estafador no hay más que un solo paso. ¿Y dónde queda el buen gusto y el arte para lograr metas? Déjeme decirle que su asqueroso destino no sabrá jamás nada de las sutiles finezas del arte. Ni del buen gusto ni de nada. Es más que obvio que usted jamás entenderá el sentido artístico de la publicidad de Cannes o el buen tino de la publicidad europea de las grandes marcas. Ni que pensar en que usted disfrute algo de buen cine francés, el inglés o el español. Le estaría hablando en chino si le hablo de otros tipos de arte tan elementales como el surrealismo francés, la vanguardia literaria de principios del siglo XX, o la música contemporánea del mismo siglo y el actual, y demás corrientes artísticas cuyas obras maestras nunca serán descifradas a plenitud debido a la complejidad de su contextura, la ambiguedad de sus formas y por su preciado tesoro de belleza. Hombres difíciles, empeñosos y obstinados que dejaron legado de su existencia hacia la eternidad. No serán entendidos a plenitud. Y mucho menos por usted.
Estoy seguro el referido chimpancé se daría cuenta pronto que no obtendría venta alguna utilizando su modalidad, Sr. Gonzales, sino mas bien lo lograría mejor, ya sea, tocando de puerta en puerta, acción mucho mas respetable y digna que en la que usted estúpidamente incurre.
Mi estimado señor, finalizando ya, agradezco por su atención y le ruego se fije más en los errores mencionados, no tanto en las deficiencias técnicas, tratándose ellas mayormente de constitución técnica y/o profesional, que no tienen nada que hacer con usted. Pero hágalo en cuanto a lo que le menciono pues eso si le compete, las ventas, tradicional e histórico oficio tan maltratado en la actualidad, pero sobretodo, denigrado por el cruel y miserable destino de las gentes más infelices de nuestro país.
Saludos cordiales,
Hernán H. Ochoa C. |