Camino por la calle buscando a un indigente para conversar y darle esperanzas de que algo puede mejorar, descubro pasajes, callejuelas inundadas de soledad, soledad que me sumerje dentro del abismo capitalista, ese abismo que me dice: "no dejes a estas personas abandonadas, lucha por ellas..."
Converso con Amadeo, aquel hombrecillo que acostumbro a hayar borracho en ese pasaje en el cual yo solia beber con mis compañeros de colegio, ese borrachito que tiene un perro de amigo.
Hoy lo encuentro sobrio y es distinto a como recuerdo haberlo visto anteriormente, pero esta vez la conversacion se hace mas fluida, logro desentrañar de su pensamiento el porque decidio vivir asi, y el me responde que es porque no le gusta el sistema que se ha forjado dentro de esta sociedad, y le digo: ¡cambiemoslo! el me responde no: yo soy feliz asi.