Sispilacopa Sin Remedio
Segunda Parte
Cuando Raquel despertó no sabía ni recordaba nada, no sabía quien era ni donde se hallaba, un informe poco leíble por mano de doctor, le hizo recordar algo, además de un movimiento brusco que la llevo a saber que había sido intervenida quirúrgicamente.
A los pocos minutos entró al salón un tipo flaco de un metro ochenta de altura que se presentó como el doctor Rodríguez, este le explicó todo lo sucedido y el porque. Ella sorprendida y atónita, no se creía lo que le decían.
- ¿Qué? – dijo Raquel pidiendo mas detalles
- Así es – dijo el doctor – Tus amigos te trajeron después de darse cuenta que de la nada tenias vidrios en tus manos y masticabas estos con los ojos blancos. Sé que es difícil de creer pero cuando te extrajimos algunos fragmentos tuve que enviarte a un scanner y... bueno no tienes nada, eso es lo raro.
- ¿Me está insinuando que estoy loca o tengo problemas mentales?
- Quizá si, pero solo para cerciorarnos con que tratábamos. “Mejor prevenir que...
- Lamentar”... – dijo Benjamín mientras se les daba el pase de visitas a los tres amigos – Así es doctor. Hola Raquel, ¿cómo te sientes?
- Hola Benja, bien pero con un dolor inmenso en la cabeza que cuando desperté no recordaba nada, es mas, todavía no recuerdo bien lo que pasó. Me duele, por razones que acabo de saber, el tragar.
- Ah, se me olvidaba – dijo el doctor antes de retirarse – Toserás sangre estos días, vimos que las heridas grandes eran fáciles de sanar, pero algunas eran pequeñas y cicatrizaran con el tiempo. No te cepilles los dientes por tres días y no comas cosas duras, come pan y masas para que rellenen las heridas del estomago, que no son peligrosas pero tu sabes. Adiós.
- Adiós – dijeron los cuatro amigos al unísono.
Se miraron y rieron como si unas cosquillas saltaran en sus pies, una hora mas tarde estaban afuera esperando la micro para ir a dejar a Raquel.
Cuando llegaron se despidieron y no se volvieron a ver hasta dos días más. Lunes, clases otra vez, pero más relajadas, algo les decía que su exterior cambiaba muy drásticamente y que los días se hacían muy cortos. Quizá se habían entusiasmado, decía Marcelo de forma sarcástica. Al final terminaron creyéndoselo sonrientes.
A las 13 horas se juntaban a comer algo, algo raro se sentía en el día. El sol se escondió antes de la hora normal y ya a las 16 horas estaba tan oscuro como a las 19 horas. Todo el mundo estaba cambiando, algo les decía a los cuatro amigos que no era para bien.
Raquel no pudo dormir esa noche y llamo a Susana en la madrugada para darse cuenta que ella tampoco podía pegar un ojo.
Al siguiente día es dio cosa ver el sol tan anaranjado que le daba a Valparaíso un toque ladrillo a todo, mucha gente no fue a clases ni a sus trabajos, porque a pesar de que no llovía, ni hacia viento, habían –7° de temperatura.
Susana se sorprendió al llegar a la sala y ver al mar. Este ultimo expulsaba a la costa toneladas de animales marinos muertos. Marcelo y Benjamín trajeron la información de que la universidad había cerrado por inasistencias de profesores.
Marcelo invitó a los otros tres a su casa, ya que esta estaba cerca de la universidad. Se quedaron en su casa aprovechando de estudiar ya que la primer prueba era el viernes. Sin cansancio y como si hubiesen dormido el día anterior de lo mejor, estuvieron despiertos hasta las 4:30 horas. Durmieron solo dos horas, despertando para alistarse y salir a la universidad después de desayunar. Benjamín había despertado con los brazos dormidos y apoyado en la ventana miraba para afuera, la gente salía de sus casas a ver lo que una vez fue el sol y que ahora era una inmensa bola roja que teñía el cielo del mismo color.
El televisor anunciaba la muerte del rey español y la subida del Mar Muerto en el medio oriente en medio metro. Definitivamente estaba sucediendo algo que los urgía y alteraba mucho.
La universidad no abrió ese día, algunos volvieron a sus casas, mientras otros fueron a ver las millones de bestias muertas en la costa y a las gaviotas y pelícanos deleitarse con el gran banquete.
Raquel a las 9 horas cayó en coma por una ulcera en tercera estación y una hematoma estomacal que su dolor no soportó. Las iglesias que vieron en el trayecto de viaje al hospital abiertas a todo fiel, daban misas sin interrupción pidiendo el perdón de Dios, según los noticiarios y radios, en conjunto con los religiosos, estos constantes cambios y sucesos catastróficos indicaba el comienzo de la gran enfermedad del mundo. El Apocalipsis.
Raquel muere ese mismo día por un incontrol en la presión arterial y desangramiento de toda la sección del duodeno y estomago. Murió sonriendo al son de las sirenas que alertaban un gran oleaje para las 18:36 horas. |