I.
Esta tarde no sirven las palabras.
El poema es inútil,
la poesía es inútil
(musgo en las pupilas,
versos como costras en las manos).
Esta tarde la sonrisa es una mueca,
un rezago: liendres en las calles,
veredas oxidadas, amor-metal,
semen extraviado buscando un agujero.
II.
Tú juraste eternidad,
mas no cumpliste.
Tú dijiste adiós
y se me cayeron los ojos.
III.
Pétalos en la tarde,
mariposas volcándose.
Vientos que rompen
el silencio, arrugándolo,
rasguñando las ventanas.
IV.
Vidrios de humo,
espesura-imaginación,
en el pasado como un túnel.
Peajes en el aire,
deudas al recuerdo,
vírgenes-estatuas, multas en los ojos.
La añoranza de otros tiempos,
lúgubres palabras aferradas al sintáctico.
Nostalgias imberbes,
sueños despedazados por el óxido;
amor-metal,
espuma en cada hueso, en cada frase como leña crepitando.
V.
La fisura del verbo, la esfera vacía.
El tórax: una ruta monocorde,
un sonido eterno hacia la cúspide del sueño.
Cada nota en mi menor,
cada pálpito: fracturas en un vaso de cerveza.
El vino como una puta:
pago por litro de espasmo,
por cada gesto en la tardanza.
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