Frecuentemente sueño al dormir, al despertar, al caminar. Por esos sueños que me invaden sin que me de cuenta, suelo ser de las personas que tropiezan con la gente, que se entierran las grapas en las uñas y que una que otra vez me corto con el filo de las hojas de papel, por si fuera poco de las que se dan cuenta que se han pasado una o varias cuadras del lugar en dónde tenia que bajar del trasporte y para rematar, después de ello pienso que fue un chamaco extraterrestre que me rapto un par de segundos y borró mi memoria . Ja! a veces es divertido soñar así y otras tantas molesto, sobre todo cuando por andar soñando con la luna en pleno día siempre se me hace tarde.
Sueño, sueño, sueño es fácil tener todo en instantes, hacer que las flores crezcan en la imaginación y ¿por qué no? Hasta sentir una inmensa alegría.
Pero hoy es diferente, casi son las 4 de la madrugada y sólo quiero dormir. Necesito dormir y aniquilar los sueños, en especial ese tan recurrente en el que te imaginaba a mi lado.
Anoche y las noches anteriores repetía una y otra vez que eras un precioso sueño. Hoy no, he decidido dejarte en un cajón de loqueras ilógicas y aplicar sobre ti una poción antiamor con gotas de antisueños, si eso resulta estarás reducido a recuerdos en un par de meses.
Y digo que sólo me darás la melancolía del recuerdo de algo que nunca fue. ¿Cómo decidí dejar de soñarte? Fácil, me di cuenta que no soy ni un sueño producto de tu imaginación, y soy menos aún una pizca de tu realidad.
Mañana o al rato, cuando ni te asomes en mis sueños y quite la mancha que dejaste en mi realidad pensarás… ¿dónde quedó esa loquita ilógica? Y me causa gracia darme cuenta que nada sabrás, que ni siquiera notarás que ésta madrugada bajo la oscuridad del cielo fui a cazar realidades y a liberar sueños que saque de una pequeña caja.
Y así ambos estaremos aliviados de un pequeño sueño nocturno y recurrente. Tú estirarás el brazo y sentirás a alguien, yo voltearé a mi lado y ella (la almohada) seguirá acompañándome un poco más.
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