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El sol encima de mi cabeza, hacia que se derritiera la suela de mis zapatos sobre el asfalto,
Eran las 12 del mediodía y el aire estaba tan caliente que no podía ni respirar, sentía como me ardían los pulmones cada vez que una bocanada de aire entraba por mi boca,
El calor sobre mi espalda enrojecía mi piel pálida y la erosionaba, mis ojos medio cerrados para evitar que la luz del sol quemase mis retinas, y los labios secos y cortados por la falta de liquido, hacia que mi camino fuera aun más duro,
A lo lejos pude ver una roca que sobresalía sobre la inmensidad del desierto que cruzaba y me abalancé hacia ella con las fuerzas que me quedaban, al llegar a la sombra, sentí tal alivio que perdí la noción del tiempo y caí en un sueño profundo.
Al despertar, la noche había invadido el terreno al día, una luna brillante lucia en lo mas alto del cielo, miles de estrellas reinaban en la oscuridad, me sentí aliviado y continué la marcha.
La necesidad de encontrar agua me urgía cada paso que daba mas y mas, sabia que si no encontraba agua antes del amanecer no sobreviviría al día siguiente, y una gran ansiedad entro en mi interior, a lo lejos divise unos cactus, al instante recordé que los cactus almacenaban gran cantidad de agua dentro de si mismos y me encamine hacia ellos, saque una navaja que llevaba en la mochila y corte lentamente un brazo de aquella aparición milagrosa en forma de planta erizada, sacie mi sed y de mi desapareció la ansiedad, ahora solo debía encontrar el rumbo correcto,
Mire le cielo estrellado y situé el norte gracias a la estrella polar, sabia que al norte del desierto estaba el poblado al que me dirigía, y comencé de nuevo el camino, con mejor humor que hacia unas horas,
Justo cuando comenzó a salir el sol, vi aparecer en el horizonte el poblado al cual me dirigía, corrí como un niño que ha visto un juguete maravilloso y que esta alejado de su posición, a la media hora llegue, y al llegar todo el cansancio acumulado del viaje cayo sobre mis hombros, pero ya nada importaba había llegado y era el hombre mas feliz del mundo, lo había conseguido por fin, me senté en un banco, descanse unos instante, gire sobre mi mismo y me marche en busca de algo que me llamaba de lejos, mi camino continuaba sin fin, sin destino aparente pero seguro de encontrarlo.

Texto agregado el 16-08-2005, y leído por 191 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-08-2005 muy bueno !!*5 lagunita
 
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