La luna me está mirando
Observándome muy quieta,
Quiere que vaya con ella
A contemplar esos campos
Llenos de olivares verdes,
Cuajado el cielo de estrellas.
Quiero marcharme, y no puedo,
Quisiera irme, con ella
A recorrer mil caminos,
A imaginar mil poemas.
Pero unos hombres me tienen
Prisionero en una celda.
Mis manos fueron atadas
Con dos cordeles que aprietan;
Pero nunca hicieron daño,
Y hoy, inocentes me tiemblan,
Porque presienten que ya…
No escribirán más poemas.
Estas manos hoy vacías,
Otrora estuvieron llenas
De romance y poesías,
De partituras y escenas.
Si son limpias e inocentes…,
¿Por qué, las lleváis presas?
Por los barrancos de Víznar,
La Dama Negra me acecha
Detrás de los olivares,
Donde la Luna me espera
Para que vaya con ella,
A recorrer las estrellas.
Aunque es de agosto la noche,
¡Qué frío corre en mis venas!
Cuando va llegando el alba,
Y la luna ya se aleja
A esconderse tras los montes…
Por no ver, lo que acontezca.
Yo no quisiera alejarme ¡ay madre!
De esta Granada tan bella
Donde un día vi la luz,
Y viví sus primaveras,
Olí su aroma en la flor…
Y me enamoré de ella.
Pero en un campo de olivos,
Varios fusiles me esperan
Con sus cañones muy negros,
Como bocas de cavernas
Que me miran despiadados…,
Como lobos que me acechan.
Quieren llevarse mi alma
Aunque no les pertenezca,
Y acallar quieren la voz,
Que grita con sus poemas;
Esos cañones siniestros,
Como alimañas que acechan.
Y a una orden, se disparan,
Vomitan fuego que quema
Y tras el fuego, las balas
Dan con mi cuerpo en la tierra.
Me quitan sólo la vida…
La inmortalidad, me dejan.
Tendido quedó mi cuerpo,
Rota la frente, en la tierra
Con mis ojos muy abiertos,
Mirando a la luna llena
Quedó rota la mirada…
Cuando el día ya se acerca.
Llorando, volvió mi luna
Para llevarme con ella.
¡¡No puedo, luna, ir contigo!!
Esta Dama ya me lleva
Donde van los inmortales:
¡Al país de las estrellas!
|