Nos conocimos en París, allá por un Abril que llovía como a mares.Viaje de estudiantes, ya saben. Andaba yo, comprando tarjetitas de recuerdo, delante de un centro comercial, que ahora no atino con el nombre, pero que estaba cerca del Pompidou.Aquello estaba imposible, todas aquellas tarjetas apiladas en expositores formando estrechos pasillos que imposibilitaban el girarse de uno u otro modo. En una de esas que fui a moverme, me choqué con él. Allí quieto. Y me quede mirandole los ojos, que me estaban atravesando, en aquel pasillo estrecho como el embudo del deseo, que nos estaba arrastrando cada vez más cerca, mirandome, tan intensamente que me quedé sin ropa en su presencia, me la habia quitado con los ojos, y yo allí, como una idiota esperando a ver con que idioma me salía hablando, porque si era alemán o mandarín nuestra relación no tenía futuro...
Se agacho porque se me había caido una tarjeta, se agacho lentamente, intentando no tirar los expositores, tan pegado a mi que me estaba intimidando, y recogió la targeta agazapado entre mis piernas en aquella sugerente y erótica posición.
me miró desde dicha altura y alargó levemente su brazo para darmela en la mano, mientras su mirada recorría mi cuerpo y yo, en fin, a mi solo me dió por un escueto "mercy".
Como lloramos abrazados aquel odioso jueves de Abril que me estaba arrancando del sueño y como nos besamos a partir de esa tarjeta, y como nos quisimos durante breves días de forma clandestina y como dijo ciao con su cara de niño y sus ojos tristes de italiano melancólico, en aquel maltrecho hotel Nemoreux, y como pasa el tiempo, y como he olvidado lo que me dolió agitar mi mano de trapo, para decirle adiós, I can´t forget you, mientras bajaba las escaleras de la estación de Parmentier sabiendo que jamás volvería a verle.
El recuerdo esta turbio de todo lo que ha llovido a partir de ese día, empañado, pero no te olvido cada vez que beso a alguien, y siento tus labios en los suyos.
No se olvida uno de estas cosas, que pasan, una vez en la vida. |