Rondaba el año 1906; el pequeño Sebastian y sus padres vivían a las afueras de una diminuta aldea del norte de Nueva Inglaterra. La vida en aquel espacio se presentaba apacible y armonioso, rodeandolo todo de frondosos abetos.
Sebastian era feliz en aquel lugar; siempre entre las faldas de su madre, la cual jugaba con él, diariamente, despues de terminar las tareas del hogar.
Una calurosa noche de verano, el crío correteaba entre aquellas torres de babel con ramas y hojas. La noche se cernía silenciosa; la vacuidad de seres nocturnos imperaba en aquel bosque. Oyó un ligero crujir... y allí lo encontró... un ser que nunca había visto ni en sus más obscuras pesadillas. Un ser que se sostenía en dos finas patas con la apariencia de no poseer nada de bello, sobre ésta se erguía un robusto torso enmarañado de largos pelos color azufre y en sus manos, unas largas garras. La imágen de aquel espectro le parecío degradante, pero la visión de aquellos ojos, envueltos en llamas le hizo presagiar para él, un oscuro final.
A los pies de aquella criatura, de cuya boca emanaban rios de sangre, se hallaba su madre con el estómago desgarrado.
Aquella noche no pudo dormir, la visión de aquella terrible alimaña y su madre muerta a sus pies, no le permitían conciliar el sueño. Ni podía, ni pudo hacerlo a lo largo de sus tristes días.
Los años pasaron y parecía que todo mejoraba, aunque los sueños no cesaban de amartelarlo en sus oscuras noches.
El joven Sebastian se había casado con una hermosa chiquilla de cabellos rojizos, procedente de la vieja Irlanda, la cual le libraba los temores del crepúsculo y le encendía de alegrías.
Una fría mañana estival, su padre se presentó en su pequeña tienda fotográfica donde con voz solemne le pidió que le retratase.
Ya en el cuartillo de revelado que se encontraba junto al mostrador, Sebastian comenzó a pasar el papel fotográfico por el ácido acético y posteriormente por el fijador...la mirada se le ensombreció, el retrato que sujetaba en sus manos desataba la figura de aquel ser que vió cuando aún era un niño.
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