Todo era gris, unas luces, unas gotas de agua, humo. Así era este día un lunes de un año que será o que pasó.
Las calles estaban húmedas, un olor rancio, gente corriendo y unos vehículos de extraño nombre.
Desperté de un sueño que para mi pensé que fue el más largo que realice. Me levante, puse la radio y sonaba una música que jamás escuche. Entre a la cocina y cuando entre una voz me dijo. – Hola buenos días son las 7 horas y 00 minutos, hace una temperatura de 20º.
Yo no sabia que estaba pasando respondí por decir algo ya que solo estaba yo en mi apartamento.
- Buenos días ¿Quién eres? Aquella voz callada volvió a sonar y me dijo - ¿Qué desea desayunar, el café, té, chocolate?
Yo empecé a mirar a mi alrededor abrí la ventana los vehículos esos no paraban de pasar. Fui hasta un almanaque para comprobar en que año estaba. Pero cual fue mi sorpresa que el almanaque estaba en blanco.
Volví a la cocina y pedí un café, me senté en una silla de hierro que salio del suelo, la voz esa volvió a hablar para decir. – Hoy es lunes, su agenda es la siguiente, a las 7 horas y 30 minutos ha de tomar un baño, a las 8 horas 00 minutos ha de salir hacia la oficina, a las 9 horas 00 minutos tiene una reunión con su abogado.
Cuando dijo abogado una sonrisa salio de mis labios, pensando que al menos podría hablar con alguien que conocía. Me duche, me vestir y Salí de ese apartamento.
Tomando el ascensor fui pensado poco a poco todo lo que esa voz me dijo. Llegue al aparcamiento y no sabia cual era mi vehículo, hasta que una voz me dijo. – Su vehículo es el 727, al principio pensé que lo mismo era un taxi u otro vehículo conocido.
El 727 se me acerco solo y se abrieron las puertas. Con terror sube a el y rápidamente salio de ese aparcamiento y sin darme cuenta llegue a la oficina.
Salí del vehículo me puse a buscar a mi abogado, cuando volví a pensar que yo jamás tenia abogado. Entre en ese edificio me dieron la bienvenida y los buenos días. Tome el ascensor y subí a un piso que el mismo me dijo. Se abrieron las puertas, salí y una secretaria me dijo. – Buenos días, sígame por aquí.
Un pasillo largo, alfombra roja, nada de mobiliario, las puertas se abrían solas.
Llegue al despacho del abogado. Era un señor bien arreglado, camisa blanca, traje negro, alto, y con barba. Me dio la mano y me dijo que tomarse asiento.
Pregunte – Que hago aquí, y ¿Quién es usted? La puerta se cerro, las ventanas del despacho se oscurecieron, yo no hacia más que mirar a todos los lados, cuando de repente, el abogado se levanto y se me acerco.
- No sabe que hace aquí!! Yo me quede mudo recordando que hacia en ese despacho y con ese abogado. Pero mi mente estaba en blanco.
El abogado no dejaba de mirarme cuando de repente llamaron a la puerta. Una sonrisa saciaba mi cara por unos instantes hasta que entro alguien a la habitación.
Era una mujer, bella, con un vestido rojo, los cabellos largos y negros. Se me acerco y me beso.
El abogado en ese mismo momento dijo. – Ahora le toca a usted. La mujer no hacia más que jugar con mi pelo, besándome, haciendo todo lo que se pudiese uno a imaginar. Y de nuevo el abogado dijo. – Ahora le toca a usted. Pare los besos y los deseos y le pregunte. - ¿Ahora que? El abogado se me acerco y me entrego un papel, en el cual ponía algo que no entendía. Decía así: AHORA LE TOCA A USTED.
1º cuento en prosa.
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