Mis venas ya están sangrando, nada se puede hacer, y aunque muchos después lamenten lo que pasó es la mejor solución.
Cierro mis ojos y no puedo dejar de ver su cuerpo abrazado sobre esta misma cama al de su amigo, la habitación estaba por completo a oscuras, la ráfaga de aire que entraba de la mano de los rayos de la luna me hacía llegar el olor nauseabundo de la pasión que puede haber entre dos hombres que comparten un íntimo secreto de deseos y dolor.
No voy a negar que por un mísero momento ver esos movimientos secos, acompañados de dulces y suaves gemidos me provocó cierta excitación, fue solo un segundo que sin pensar actué como cualquier animal y me acerqué a ellos para compartir ese lujuriosos y sucio momento.
Sabían que yo estaba parada observándolos, pero no por eso se frenaron, sino que siguieron dándose placer y aún con más ganas que antes, como provocándome a entrar en su juego. Me saque la ropa y fui arrastrándome como un animal hasta el lecho.
Sus manos y lenguas empezaron a acariciar todo mi cuerpo, en ese momento yo era el centro de placer, los besos se fueron tornando cada vez más negros al punto de que en cada uno podía sentir como mi corazón bombeaba su sangre con más fuerzas casi al punto de explotar. Sus caricias fueron haciéndose cada vez más fuertes y sin darme cuenta la situación se tornó peligrosa. Sogas, mordazas y cadenas frías fueron apareciendo para completar su juego, donde yo no era mas que una muñeca de distracción.
En ese momento me asusté, no podía permitir que ellos me obligaran a ser su momia de cuero, quería gritar y salir corriendo dejándolos solos con sus juegos macabros, pero me era imposible, ellos me tenían presa de sus morbosidades y nada podía hacer.
Estaba completamente atada, mi gran amado estaba tirándome del cabello forzándome a besar todo su cuerpo, mientras que su amigo estaba detrás suyo dándole placer de una forma bestial. No podía respirar gracias a ese cuerpo que se desmoronaba en mi rostro, estaba ahogada en mi propia ira solamente deseaba que este momento termine para poder vengarme por haberme hecho sentir tan inmundamente bien.
Sabía que por mas que me resistiera las cosas no iban a dejar de pasar, entonces dejé que siguieran con sus juegos, total, mi mente ya no estaba en ese lugar, había quedado mi cuerpo vacío en alma pero lleno de furia y venganza.
No recuerdo que más pasó, pero cuando volví a ver lo que estaba pasando, ambos estaban completamente dormidos a mi lado, como dos ángeles negros llenos de pecado recién expulsados del edén, la imagen era tan tierna que no pude aguatarme. Fui sigilosamente a la cocina y agarré el cuchillo más filoso que había.
Si, los maté a puñaladas, pero eso no es lo que mas me molesta, sino el hecho de que saboreé sus entrañas crudas hasta quedar empachada de su sangre, después de eso caí rendida en un profundo y largo sueño.
Ahora dejo mi vida y no por remordimiento de lo que hice, si no porque ya no puedo soportar cerrar los ojos y ver esa imagen acompañada de los sonidos que me dieron al momento de exhalar su ultimo aliento. En cada momento los escucho llorando, odiando, vagando a mi alrededor y culpándome por haberles sacado la vida.
Ya no soporto mas.
|