Sispilacopa Sin Remedio
(Sensación Estacionaria)

Primera Parte

Cuando lo vio dijo para si misma “lo he conocido en alguna parte” dejando pasar por su mente miles de pensamientos tratando de hallarlo, sin cumplimiento, se dirigió a su sala de clases tratando de ver si estaba por ahí en algún puesto cercano a ella, como lo hizo el año pasado.

- Hola – le dijeron por la espalda – ¿Me recuerdas?

Giro para ver a quien ella buscaba.

- Vaya, hola – contestó enfáticamente mientras sentía que se sonrojaba – Te vi afuera y sabía que te había visto en alguna parte, pero no recuerdo tu...
- Benjamín – le contestó como leyéndole la mente – Benjamín Ortiz y tú eres Susana ¿Cierto?
- Si – contesto otra vez con lo que ella reconocía como “una cara color carmín rojo rubí” – Así que sigues con psicología
- Pues aquí me ves – dijo Benjamín con un tono relajado y carismático.

Luego de que entro el profesor a la sala no hablaron hasta su próxima hora libre. Ella lo encontraba algo estacionario, pero creía que le gustaba aquel joven de no más de 20 años, desde el día en que se vieron en la playa por tener un común de amigos, Raquel y Marcelo.
Marcelo fue compañero de Benjamín en segundo y tercero de secundaria y además era el novio hace algunos meses de Raquel que había sido compañera de Susana y Marcelo en cuarto de secundaria.
Después de la primer clase, caminaron para encontrarse con Marcelo y Raquel para ir a comer algo afuera de la universidad, la cual por ser el primer día de clases, estaba atestada de gente nueva. Comieron unas empanadas y tomaron unas cervezas antes de entrar a la siguiente clase que comenzaba unas horas después.
Susana miró su reloj para calcular la hora y ver cuanto tiempo le quedaba para irse con Benjamín a su próxima clase. Eran las 11:33 horas, le quedaban al rededor de una hora y media. Su horario era horrible, llegaba a las 9:00 horas, para terminar a las 11 horas su primer clase del día lunes, luego a las 13 horas comenzaba la otra clase para dar un salto de una hora mas de descanso y concluir a las 18 horas totalmente exhausta. Para que hablar de Benjamín si estudiaban lo mismo.
Al contrario de Susana y Benjamín, Marcelo tomó un horario que lo dejaba libre a las 15 horas para caminar y llegar a almorzar a su casa que se encontraba unas tres cuadras de la universidad. Por otra parte Raquel tenia que viajar cercanamente unos cuarenta minutos para llegar a su casa, su horario terminaba a las 16 horas.
El resto de la semana fue lo mejor, todos libres a la misma hora y por suerte compartían los cuatro, dos veces a la semana el mismo ramo. Marcelo decía que este seria su año de suerte.
Llego el fin de semana y ya todos tenían sus pruebas, certámenes y exámenes fijados, algo que los estresó en poco tiempo. Se juntaron en casa de Raquel ese viernes de abril, para celebrar la buena entrada a su segundo año de universidad. Estaban satisfechos de los resultados del año anterior. Todos se quedaron a dormir y la mañana del sábado bajaron a la playa que los hizo conocerse hace unos seis meses atrás, a unos diez minutos de la casa de Raquel. El día era espectacular para darse un baño, así lo hicieron, sin embargo la suerte les llegaba al fin ese mismo día, pocos minutos después.