La Mirada del Licántropo
Camila tenia sus manos ocupadas en cambiar los tracks de su personal cd, era nuevo y aún no sabia muy bien para que servia cada uno de los botones. La imagen de Camila no es precisamente lo que se conoce como “formal”, ella tiene un gusto por cultivar su look de chica alternativa, usa unos bototos algo viejos pero los sabe llevar con un sensible y amable estilo. Cuando la gente la ve debe pensar que es una rebelde o una artista, quizás una chica caracterizada para alguna escena de algún tipo de obra de teatro moderno o simplemente es una chica sin padres y desorientada del todo. Pero al verla ahí, sentada escuchando música debo confesar que se ve bien. Siempre me han gustado las mujeres que se atreven a usar una minifalda y bototos, y sobretodo si se atreven a usar un corsé recontra retro, como el de los mejores años de madonna. Ella se veía bien. Sabía combinar el total de su ropa y su pelo, sus manos y rostro. Cami tenia una amiga, mayor que ella, que había conocido en la espesura de varias sesiones de un taller de PNL, que había tomado con la esperanza de enriquecer su vida de alguna manera, y que no sirvió mas que para hacer unas amistades algo freaks con un saco de problemas de desarrollo personal que sinceramente no los dejan dormir. Pero la Cami no es así, ella solo buscaba algo que no encontró, pero si halló a Berta, una amiga que disponía de recursos, departamento, y una profesión que la proveía de diversas entretenciones. Cami no estaba segura si ese momento era un buen momento para ir a una fiesta llena de gente “X” cuya única inclinación era satisfacer el hedonismo del cual son victima. Aunque no seria tan malo tampoco y podría constituirse en una buena oportunidad para ver a su amiga y quizá, conocer a alguien, algún chico alternativo con alma tierna.
Berta abrió la puerta con una kunstmann en la mano y una alegre sonrisa en el rostro. No era difícil darse cuenta que estaba sonando “The Gathering” (el grupo favorito de Camila) y del que Berta poseía de una gran colección de discos.
En living la torre de cds evidenciaba una larga búsqueda para hacer mas larga la noche y permitir una variedad suficiente para satisfacer los diversos gustos y estados de los invitados que departían en el lugar. Berta se sentía bien, sentada entre un par de amigos coqueteaba con la botella de cerveza y la mirada ganosa de sentirse seducida por alguno de ellos, y ellos se esforzaban por hablarle y susurrarle, era un juego atractivo, casi tan atractivo como el look de “chica gata” de Berta.
Camila salió un momento al balcón, a respirar “aire”, el olor a hierba era bastante fuerte dentro y decidió salir a fumar afuera, sentía que no podía dejar de mirar la punta del cigarro mientras una gota de agua recorría el borde frió de la cerveza que tenia en la mano, estaba muy concentrada en la braza del cigarro, tanto que no advirtió la presencia de un chico en el balcón, quien la miraba con una sutil pero muy descriptiva mirada de “lobo al asecho”, y en efecto, la asechaba…
Cami comenzó a advertir que alguien la observaba y se giro lentamente al punto de ir descubriendo la figura primero en base a la sombra proyectada en las baldosas del suelo, y luego los zapatos, pantalones, manos, pecho y rostro… el rostro mas amable y aweonao al mismo tiempo. A ella siempre le cargaron los babosos, esos hueones que te ven y te tratan de cuentear y te agujonean y eso… no, ¡que atroz!, pero ahora fue diferente, este chico de pronto giró su rostro para ver el infinito de la noche e ignorarla.
Berta salió al balcón con una cerveza en cada mano y le entrego una al chico de la mirada amable, y aprovechó para presentar a Camila con Vicente, el vicho… su “novio”.
Aer, si… era el novio de Berta y a la Camila le había pasado “algo” con ese espécimen o sea podía ser un cagazo mas o menos si las cosas se ponían solo un poco reciprocas, solo una miradita media en doble sentido y podría leerse entre líneas las mas altas y bajas pasiones de una noche de fiesta…
Vicho no le habló mas allá de lo formal, no dijo mucho, solo un “hola… me hablaron de ti…mucho gusto” lo que en realidad fue harto fome… pero para que más, si al final es la amiga “pendeja” de su novia.
Paso el tiempo, Camila conoció mas personas “X” que estaban en la fiesta, se puso unas tres o cuatro chelas y creyó que era bastante, “musho” por el rato. Y decidió que era el momento de volver a su casa, busco a Berta para despedirse pero no la halló por ninguna parte. En fin… así es ella.
El camino a su casa no era muy fácil, tenia que tomar un radiotaxi para llegar a Peñalolén alto y no tenia minutos en el celu, un fastidio volver a la casa a pedir el teléfono… mejor caminar hasta la esquina a esperar un taxi básico. Mientras camina sus bototos se ven bien y se oyen bien, le gusta ver como su sombra varia de posición conforme va pasando los postes del alumbrado público y que mas entretenido que tratar de pisar su sombra para no aburrirse en la caminata… pero como que pronto el sonido de sus bototos no era tan solitario, se podía escuchar el sonido de otras pisadas venir por detrás… giro para ver quien era y antes de poder enfocar ese alguien se escondió tras un arbusto que lo camuflaba burdamente.
La Cami no es cobarde, pero se asustó. Su pecho comenzó a latir más fuerte, su respiración se acelero y decidió correr. Correr hasta … correr no mas, alejarse de la silueta detrás del arbusto, nada bueno hay en esa silueta… pero corriendo escuchaba los pasos que corrían tras de ella… y corrió más rápido, más rápido, y los pasos aceleraban junto con ella… de pronto sintió una mano que tomaba su brazo, fuerte, decidida, y con brusquedad fue detenida y girada, el miedo le impidió golpear con fuerza y puntería al hombre quien solo se dedico a tomarla de las muñecas y poner sus brazos hacia la espalda, Camila sintió un fuerte impacto en su boca, tan fuerte que creyó haber perdido los dientes, y a pesar se sentir adormecidos sus labios por el golpe pudo sentir que aquello era un beso, un beso furioso… al enfocar su mirada en el hombre que la besaba percibió algo familiar. El hombre se alejó de sus labios y Camila dejo de forcejear ya podía ver su rostro, era Vicente, el lobo.
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