La casa era espeluznantemente fea y en su patio, en vez de flores como en nuestra casa, tenía espinas y abrojos... era realmente asombroso el estado de abandono en que esa vieja señora vivía.
Su nombre era Ana, "la loca Ana" , como acostumbrábamos a llamarla los niños del barrio, quienes por cierto, habían descubierto el gran secreto según el cuál, mi vecina...¡ERA UNA BRUJA!!!
Mi Mamá siempre preocupada nos decía," no crucen jamás esa barda, ¡Es peligroso!!!"
Lo único que sabíamos sobre ella era su nombre, aparte de que vivía sola y que nunca tuvo hijos ni un esposo; solo le hacía compañía un horroroso
gato negro.
Yo, como toda niña curiosa, me encantaba andar merodeando alrededor de esa vieja y abandonada casa y me llamaba muchísimo la atención, el
misterio que encerraba y aún más...quien habitaba en ella.
Cierto día, mis amiguitos de juego y yo, organizamos una loca aventura... entrar a la casa de la Bruja y aproximarnos lo más que se pudiera.
Imaginaba que detrás de aquellas destartaladas ventanas, se escondía su gran secreto y hasta llegué a pensar, que al asomarme por una de
ellas, la descubriría comiéndose a un bebé todo descuartizado en pedacitos o dándole de comer a un mounstro los pedazos de ese niño, mientras la sangre corría por sus agrietadas mejillas.
Leonardo, quien era el más chico del grupo, fué el inventor de esa tenebrosa aventura y pesar de su corta edad, siempre se caracterizó por ser el más osado y valiente.
Por fin!!! llegó el gran día, justo a las 6 de la tarde, hora que para mi no era nada excitante,comenzaba a oscurecer cuando cruzamos la vieja barda, todos en fila india, Leonardo, Lourdes su hermana,Lisandro también hermano de ellos, mi hermana Magda, mi prima Yelitza, mi primo Fernando, y yo, la más cobarde!!!
Jamás permití que mis amigos me dejaran el último lugar, sospechaba que la bruja con uno de sus hechizos, se hiciera invisible y me agarrara por la
espalda tapándome la boca y zuasss...pensaba que me raptaría para despues ser su almuerzo y por eso, siempre cuidé ese penúltimo lugar en la fila.
Mis flacas piernas temblaban al máximo, jamás sentí tanto terror como ese día. Nos aproximábamos más y más hasta que por fin!!!,estábamos todos parados frente a su puerta trasera la cuál estaba toda resquebrajada.
De pronto un ruido nos sacó de nuestro embeleso,..¡Era ella!, La Bruja; abrió la puerta y todos mis amigos corrieron despavoridos ante su
presencia, excepto yo!!! Dios mío, no pude correr, las piernas no me respondieron, mi terror era tal, que un ruido acabó por ensordecerme al grado de no escuchar a mis amigos que de lejos me gritaban... ¡Correeee!!!¡Correeeee!!! te vá a comer la bruja. Mis pobres piernas no me sostenían
sentía que caería al piso en cualquier momento. Mis lágrimas corrían sin control y un raro temblor me estremeció de pronto, "Dios mío, ayúdame", pensé! y cuando estaba ya a punto de perder el conocimiento, sentí que una tibia y suave mano me sujetó para no caerme; levanté mis ojos y ...
¡Era ella!, "La Bruja"quien esbozó una dulce sonrisa y con mirada tierna, me alzó y me dijo...
.-No te asustes, no voy a hacerte daño, y cálmate, ¡Estas temblándo!.-
La vieja bruja, a partir de ese momento resultó ser mi gran amiga de la infancia, nunca me dijo su edad, pero sabía que era muy, pero que muy
anciana.
Aún recuerdo todas y cada una de sus narraciones y puedo decir que recibí de ella, los más sabios consejos que una niña de 8 años haya recibido
jamás.
Cuánta tristeza encerraba su alma y su único pecado fué...ser vieja y no tener a nadie en la vida.
Hoy a mi edad, aún recuerdo con infinito
cariño a Ana, la Señora Ana!!!
Donde quiera que se encuentre... anhelo reencontrarme con ella, aunque sea en el más allá.
Gracias Ana, por ser mi única y verdadera amiga!!!



signature: Merly Gomez