La ampolleta, pequeño astro sobre mi testa
sol de delgado vidrio con planetoides vivientes
que lo circundan en orbitas antojadizas,
son esas mariposas seducidas por su fulgor,
que amenazan con estrellarse sobre la superficie ígnea
y realizan piruetas excéntricas que culminan
con varias de ellas agonizando en el piso.
Universo dorado de tres matros por tres,
los confines a la vista, las distancias mensurables
mariposas moribundas, no saben, no intuyen siquiera
que tuvieron en sus manos o en sus alas, lo mismo da,
el secreto que a nosotros nos está vedado
el misterio que nos desacomoda y nos angustia
cuando contemplamos el profundo pozo sin fondo
que es el Universo que nos otea a un centímetro
y a todos los millones de años luz, curvatura, espacio,
soledad sideral que amplifica nuestros cuestionamientos
y yo atisbando este sistema que sobrevive en mi cuarto
con insectos palpitando en la noche difusa de sus vidas
breves retazos del cosmos boqueando en la madera
pisoteadas huellas de la intrascendencia, mañana
el sol de cien watts estará apagado y una escoba
barrera los rastros de ese microcosmos de tres por tres…