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A propósito de la consumación del tiempo, Martín decidió un día cualquiera escribir un libro que reuniera los momentos más "felices" de su vida, al que pondría por título "Los momentos más felices de mi vida". No imaginó Martín, al sentarse en su escritorio una tarde de septiembre, que los giros de la memoria lo trasladarían hacia una esquina impensada: eran más bien pocos los momentos felices acumulados en -para la época sólo contaba con diecisiete años- toda su vida. Asi que decidió agregar a su obra, no sin cierto temor a la nostalgia corrosiva, los instantes más tristes de su "vida" (él prefería llamarlos "instantes") para asi palear la breve extensión que auguraba su libro con la fórmula inicial.
No fue un ejercicio grato desenterrar los sombríos recuerdos de su infancia. Durante ese período Martín experimentó como nunca antes la soledad (para su suerte, la situación no tuvo eco en su adolescencia. No, por lo menos, de una forma explícita). Tal vez el miedo atenuó una descripción detallada de una niñez solitaria y lo que partió como un anhelo de resucitar las sonrisas perdidas en el tiempo (también perdido) terminó por ser un forzado relato -porqué no un cuento fantástico- que expresó, en palabras de sus lectores, "una felicidad que caducaba en el mismo instante en que comenzaba a aparecer en la vida del protagonista". No obstante, el libro póstumo, cuya publicación estuvo a cargo de amigos cercanos y familiares, gozó de un éxito relativo entre la crítica literaria. Los expertos destacaron "la expresión irónica de la idea filosófica de la finitud, entre otras". Yo me mantuve, dentro de lo posible, al margen de todo el asunto. Puedo expresar con satisfacción que mi humilde aporte consistió en sugerir un título para el libro: "La edad del tiempo" ya que esta tarea había quedado inconclusa tras el nuevo rumbo que adquirió la obra (y la vida) de Martín. Ninguno de quienes participaron en la publicación se opuso ni se refirió a mi sugerencia posteriormente (tal vez porque era la única). Tampoco la crítica.
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Texto agregado el 25-09-2003, y leído por 477
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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12-06-2004 |
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Muy bueno tu titulo y como escribió alguien por ahi: Que excelente escritura tienes, sin faltas ortográficas. Le voy a cambiar el titulo a la canción de Luis Miguel, "Leerte es un placer"..... mae |
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29-12-2003 |
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creo que esta bien pero que tiene muchas partes innecesarias, exlente vocabulario felicitaciones 4 estrellas
Androx |
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07-10-2003 |
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"un anhelo de resucitar las sonrisas perdidas en el tiempo (también perdido)" si se nos pierden las sonrisas y el tiempo ¿qué hacemos sonriéndonos todo el día?, ¿acaso estamos intentando tener más momentos felices para poder creer que la tristeza está hecha en instantes y no en eones? Martín es todos un poco y tiene lo único que uno siempre tiene seguro: la soledad. Ahí está, perfecta, y tratamos de perturbarla con atisbos de compañía. ¿Puede uno sentirse más solo que cuando trata de escapar de la soledad?. Y aún así la vida es corta como para andarse quejando de sus certezas. Quizás has dado alguna luz sobre una esencia vital (con querer o sin querer), quizás la gracia está en hacer de la felicidad momentos y de la tristeza instantes... ¿y la soledad? entre los momentos debería no aparecer, es como una enfermedad crónica. ¿La edad del tiempo? claro, el tiempo no tiene edad, hojas blancas para un libro que no puede ser escrito, ni por Martín, ni por nadie. Andamos erráticos por el tiempo, porque no existe, y ¿cómo se transita por lo inexistente?; suponemos la sucesión del día y la noche y le ponemos horas para no llegar tarde a las cosas importantes. Eso lo hacemos mientras tanto, ¿mientras tanto qué? mientras tanto uno se decide a inventariar su vida, antes de imaginar la querella contra el tiempo y el espacio: ¡mira tú que ir a perder los momentos y sin dejar pista de dónde poder buscar para encontrarlos! Gracias por la reflexión y disculpa la extensión. blanquita |
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25-09-2003 |
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Podría decir que lo disimula esa forma pausada y suave de narrarlo pero ufff...si que es crudo lo que implica este relato...y me gustó...claro que si
piquitos al corazon cuentero y estrellitas para vos gaviotapatagonica |
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25-09-2003 |
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Realidad. Posibilidad. Destino. Nuestras obras como bien transmiten no realizan a veces un buen manejo del recuerdo de nuestra vida, y en la intrsospeccion nos damos cuenta en ocasiones de episodios chocantes, "instantes" como él le llama, que vuelven a atrofiarnos un gozo temporal. Dice Garcia Marquez que la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda. Cinco estrellas. Gabrielly |
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