La conocí por su nombre completo, su vida y sus tristezas o temores, como todo medico conoce a sus pacientes. Con una queja.Mientras cruzaba el umbral de la sala de espera y mi consultorio, ya dejaba entrever una belleza nostálgica, un rostro marcado por la vida una faz cubierta de suaves pecas y rizado cabello.Era la embarazada añosa, mujer de 35 años, que emprendía esa magnifica encomienda que Dios les da, la reproducción; su cuarto embarazo. Misión complicada.Conocida hipertensa de mi consulta, que seguía al pie de la letra mis indicaciones. algo que yo podía tomar como aprecio o confianza hacia mi.Cursaba apenas las seis semanas y se veía feliz, no le importaba el riesgo probable de su edad su hipertensión o inclusive haber padecido un tumor ovárico apenas tres años atrás.La embarazada añosa es feliz, teniendo una luz de esperanza y eso nos irradia también.