Ahora me encuentro en un lugar desconocido, y todo me parece irreal, pero sé que no es un sueño. Estoy despierto (¿o me dormí sin darme cuenta?) , y mis sentidos están alerta. Miro a mi alrededor y solo veo una niebla fétida que flota a ras de suelo, y una oscuridad opresiva, y una sombra ominosa a mis espaldas. Me giro, pero todo es desesperadamente igual; veo una luz lejana, un fuego fatuo diminuto que se agita, y se acerca. No, no es una estrella, pero lo parece. La niebla se hace más espesa, o eso me parece, y creo que el suelo sobre el que camino se ha abierto. Caigo, y la niebla maligna, y la luz esperanzadora se alejan, y siento que un túnel se abre ante mí, un pozo sin fondo de absoluta sombra. No he caido, o al menos no siento dolor, ni angustia. Estoy en un prado verde, pero el cielo es tan diferente... No hay sol, ni nubes, pero es de día, y este silencio me aterra. Estoy solo, y hasta la hierba húmeda me parece distinta, irreal, extraña. Miro hacia atrás, y el horizonte no tiene fin. ¿Dónde estoy? Tal vez he muerto, y he llegado a eso que llamamos Cielo, y pronto me reuniré con mis compañeros y seres queridos. Lo último que recuerdo antes de todo esto, de la niebla y de la caida, es un sueño muy profundo, pero sabía que estaba despierto, o eso me parecía...¡Ah, quiero despertar, porque ahora sé que estoy muerto! |