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Hoy la noche sigue mis pasos, después de 24 años de caminatas continuas, aún no encuentro el sabor el sentido que llene mi vida.

Miles de ventanas iluminadas intentan recivirme calurosamente, mas de una niña bella ha salido a mi encuentro sonriente. Mis piernas no han podido pararse, es difícil darle sentido a algo que no se le puede encontrar. Hoy soñé con quitarme la vida mas decidí seguir caminando, observando todo lo que acontece a mí alrededor sin que altere mi rumbo.

El reflejo de una lampara en un objeto postrado en el piso, me hizo pararme y recogerlo de inmediato, era una hermoso portarretratos, incrustaciones de lata doradas y plateadas. Al bajar mis ojos a la imagen que mostraba tan elegantemente aquel objeto, una hermosa mujer, ojos de sueño y risueños, hermoso cabello lacio, lo enredaría en mis manos al entrelazar nuestros cuerpos, una pose tan inocente, femenina, sus manos hermosas, suaves como ninguna y una angelical sonrisa en la que me perdería día a día, su piel me invitaba a acariciarla todo el día pues reflejaba una gran suavidad. –La llamare María, mi bella María.- dije en entrecortadas palabras por pensar en un nombre que descubriera su singular y sencilla belleza.

A la orilla de una banca en el viejo parque, oculto la mirada al sol tapando mis ojos con el sombrero de copa color negro que era de mi abuelo, un poco apolillado, un tanto carcomido pero aun tiene forma de sombrero así es que no me importa. Me trae tantos recuerdos, me ha servido de taparrabos, que días aquellos, la laguna fue testigo mudo de la cachonda persecución de la bella e ingenua Mellissa, quien se atreviera a decirme quitándose la ropa… - -Si usted caballero de fina estampa es capaz de alcanzar mi cuerpo desnudo será completamente suyo-. El lago parecía desolado, pero al pasar por el pequeño muelle, dos ancianos dentro del lago aventándose agua muertos de risa tal como si fueran niños, ¡pobres angelitos!, no perdieron detalle de la persecución, animándome a alcanzarla para así poder saciar mi sed de sexo o tal vez amor.

Después de la famosa aventura en el lago, mi rumbo estaba trazado, era hora de visitar el lado opuesto al océano pacifico, el golfo, así es que me encamine al bello puerto de Veracruz, tomando aventones de Guadalajara a México y de México a Veracruz pude llegar a duras penas en 3 dias.

Famoso fue mi gran sombrero en mi viaje a Veracruz, el gran sombrero de copa, nunca se ha separado de mi, en aquella ocasión fue el de la colecta voluntaria mientras cantaba y tocaba la guitarra, ¿qué tocaba? Solo me sabía dos tonos, mi hermosa guitarra negra regalo de mis padres cuando tenia 15 años, de rosa morada que vendía un viejito en San Juan de los Lagos, pero eso me bastó para poder cantar 5 canciones las que repetí 8 veces, de hay saque para sobrevivir 8 días solo recorriendo el malecón, caminando por las playas, conociendo plazas y lugares de alcance popular, así finalizo mi hazaña, fue cuando decidí tomar el aventón que habría de traerme de nuevo a Colima.

Saqué a María de la bolsa pequeña de mi mochila, la tome en mis brazos, haciéndome la fiel promesa de que algún día la encontraría, no importaba en donde; ella estaría en mis brazos, sentiría sus labios que estáticamente se estacionen en los míos para poder absorber su aliento de flores frescas, dejaría fluir todo el amor que deje pasar, mi María si tan solo supiera tu verdadero nombre, me encargaría de buscarte, sabría en donde vives, sin duda iría a ti bella.

Se termina el año, la ilusión por recibir el nuevo siglo adorna las caras de las personas, basta ver que tienen aun por quien vivir, pensándolo bien, yo también tengo por quien vivir, al menos tengo su imagen. Es difícil precisar como será su manera de pensar, su sentir, ¿estará casada?. ¿viuda?, ¿divorciada?. Quien sabe, la verdad no me importa, pero; ¿tendrá novio?, ¿cuántos años tendrá?, ¿le gustaré?, quien sabe, pero al menos creo ser simpático, un tanto galán pues aun camino con mi traje negro de gala, mi sombrero de copa, la capa de duelo, zapatos de charol, un poco rotos, todos esos detalles hacen de mi un caballero antiguo, aun llevo mi reloj de cadena eso me hace ser un Lord, si por que no, Lord Luis ¡me agrada!. Algo tengo que darle a mi María, ya se, el medallón que le quite a Melissa, no ella ha de ser mas fina, se dará cuenta cuando le manche la piel de verde… Pero como no se me ocurrió antes, le daré lo que nunca nadie ha visto de mi, la memoria de poeta, no mejor no, se dará cuenta de mis amoríos y sueños y trataría de manipularme. Tendrá que conformarse con mi amor.

Colima, mi bella tierra de palmeras jajaja, no termina la esquina y llevo 3 pleitos, ja pobres viejas, como interrumpían mi paz, las mande a saludar a su madre, solo que don Juanito el general de batallón esposo de Josefa me soltó un revés que decidí mejor ver al toro desde la barrera y abstenerme de comentarios que no entraban al caso. Aprendí a ver, callar y aprender.

Aún no termina el verano y recuerdo el color de piel de mi Elvira, su tierna y blanca piel, su traje de baño oscuro era el contraste perfecto, su negro cabello natural suelto, tirados los dos en la arena, fue mi primera vez, lo mas puro que ha pasado en mi vida, ese día encontré el verdadero sabor de la vida, mas era una efímera realidad, ni modo me engañe a mi mismo; aun me queda mi María, mi amada María, algún día te encontraré.

Hoy es un día muy claro en el estacionamiento constitución, el paisaje tan hermoso, las miles de azoteas que veo y no veo están aquí frente a mis ojos. Busco mi cámara en el interior de mi mochila, ¡bingo!, aquí esta, nunca ha tenido rollo pero que buenas fotos he tomado desde aquí, y todas ellas las llevo en el álbum de mi cabeza. Mi flamante cámara antigua y la pose de fotógrafo profesional cautivarían a cualquiera, umm pero dios mío. Que veo, tres bellas musas, hoy es mi día de suerte, sin pensarlo ellas posaban para mi, cuantas conquistas me ha permitido hacer y justamente hoy no seria la excepción, después de un rato de retratos casi logre que se desnudaran, una de ellas grito, ahí vienen mis papas, acomodando sus ropas y haciendo una cita en mi cuarto de hotel en donde pase mis mejores momentos, pues ahí escribí mi primer libro, aquel que nunca se edito. Al tomar mis fotos frente al espejo roto que me hacia ver arañas verdes que subían a mi cuerpo, así como la ruquita de doña Inez y las gemelas del 8, pobrecitas. Cuantas veces no lloré con ellas bajo el puente del río Colima. Pero todo tiene un fin. Así es que quede con las bellas mujercitas que a las 8:30 en el cuarto 15 que para mi era simbólico, Don Brijido y doña Catalina siempre lo tenían reservado para mi.

Cansado de un día tan claro, me dirigí al hotel, a medio camino encontré a Rosa, mi bella Rosa, la prostituta mas tierna y sincera que he visto y con la que me he acostado, - llévame hoy necesito desahogarme con alguien me aceptas, te pago muy bien pero por favor no me dejes sola. Así es que acepté al entrar a mi cuarto ya se estaba quitando la ropa,. Tenia unas caderas divinas y unos senos que los pobres estaban tristes pero de vez en cuando sonreían y eran tan dulces que me estacionaba ahí por un largo tiempo, después de una larga noche duermo como un tronco. Al levantarme 300 pesos aparecen en el viejo buró donado por don Brijido. Tendré que darlo a doña Catarina para pagar su mercado de los domingos.

Que mas puedo pedir, 5 pesos me sobran en la bolsa, como llegaron ahí, la verdad es que no lo recuerdo, ahí viene don Tomas el tubero, me voy a dar un festín, - don Tomas, don Tomas me da una de a 3 pesos, por favor, Luis, como es posible ya subiste, ayer y anteayer fueron de a peso y ahora me sales con que de a 3, bueno ten antes de que te arrepientas, que suerte aun me quedan 2 pesos, así es que fui a la tienda de con Carmelo a comprar ese bolillito caliente que esta llamándome.

Después de un suculento y jugoso desayuno ha llegado la hora de asearme, entro al hotel y pongo mi disco de Alberto Cortés, solo que antes tengo que darle cuerda a mi fonógrafo por que esta algo viejito y es un poco rejego, tome un baño de agua helada, ya que don Brijido no puso el boiler a calentar. El estaba en su peluquería, pobre, la otra vez dejo a un amigo pelón y todo por una trasquilada, ni modo, gordo, feo, y todavía pelón. Que suerte.

Salgo del baño con la ilusión de que este será un gran día, me dirijo al mercado de la cuidad a buscar unas manzanas, no tenia ni un peso en la bolsa, pero a fin de cuentas reflexioné y ¿quién dijo que iba a comprarlas?.

Ya preparando mi actuación para que el enano de la lotería no se diera cuenta, me deslizo por el corredor principal y llego sin titubeos al puesto de Margarita, al cabo ya le tengo la medida tomada, la chuleo un rato mientras mis manos llenan el compartimento secreto de mi gabardina. –¿A como está el pan?, la voz mas linda que había escuchado de una mujer en un mercado, venia del puesto de don Miguel, el señor mas avaro e hipócrita que había conocido jamas. Tirando las manzanas por que ya no cabían en mi gabardina, me despido de Margarita y me dirijo al puesto de don Miguel; al levantar la mirada, solo pude decir… ¡María!, reponiéndome de la impresión, me quite el sombrero intente peinarme, me agarre el pelo con la liga que me regalo Olguita y arrege mi saco, tomé un clavel blanco de el puesto de Jovita sin que se diera cuenta, saque el retrato de la bolsa izquierda de mi gabardina y lo comparé con aquella imagen angelical. Abrace el portarretratos y dije María, perdón muy buenos días mi distinguida dama, mi nombre es Luis, Lord Luis, de inmediato tomé su mano mientras ella sonreía y se sonrojaba. – Con sus hermosos labios ¿podría decirme su nombre? Por azares del destino y no queriendo, di la vuelta pues el guardia, don Chon me estaba echando el ojo, tenía 3 días persiguiéndome, acerque la mano de María a mis labios y di un beso, sonreímos a la par, solté su mano, me puse el sombrero de copa y con una mirada seria pero llena de deseo le dije: Te volveré a ver, el día menos pensado estaré a tu lado. De inmediato solté carrera mas no separé mi mirada de sus ojos, ella vestía una blusa negra pegada a su cuerpo como piel, una falda corta que hacia lucir sus piernas de manera ecepcional que combinaba con su blusa y sus zapatillas con unos pies hermosos y sus uñas al natural y su aroma me cautivaron.

Al salir del mercado librándome de la feroz persecución de don Chon, me escondí tras el camión de las naranjas, después de 20 minutos, sale mi bella María del mercado acompañada de una señora con cara de paciencia, ojos encantadores y sonrisa muy especial. Desgraciadamente no pude acercármele a María pues don Chon estaba escoltándolas celosamente y si era visto por el al bote con todo y chivas, el único consuelo que tenia era una gabardina llena de manzanas, haciendo un recuento de una posible razón por la que era perseguido, llegue a la conclusión de que no era mi cualpa, todo por Joy, alma de abuelo calenturiento tipo Pedro Infante, por haberme mandado a la ferretería a sacar tubos de cobre que supuestamente ya había pagado, mas no es cierto ahh pero su buen nieto va a la boca del lobo, ni modo; mi abuelo odiaba a don Chon, pues el rondaba a mi abuela Lupita, si la señora que me ha odiado desde aquella vez que la acuse de subirse a la moto de don Chon, pero mas bien no me odia, me quiere a su forma, me cuida tanto, que si le hace falta algo o se le extraviaba, su nietecito consentido tiene la culpa y a oídos de mi madre llega el rumor y mi madre es un alma de Dios, siempre esta a la expectativa es una madre cuervo, protege a sus hijos a capa y espada; pero es un amor bisiesto, pues cada 4 años demuestra amarnos en exceso, los otros 4 es un caso perdido. A fin de cuentas la quiero mucho, solo que para demostrarcelo estoy fuera de casa, lejos de su alcance.

Y de regreso al hotel me encontré a Brad, el aunque aclarando de que Brad no tiene nada, tiene un porte indígena con un gran nopal en al frente que no puede con el. Cantamos juntos en los camiones, el lleva siempre su guitarra al hombro, mientras yo saco dos cubetas y es mi equipo de percusiones; pero ese día tenia prisa pues solo faltaban 30 minutos para que mis musas llegaran al hotel para la tan esperada sesión fotográfica.

Ya eran las ocho y 15 y yo estaba ideando como hacer mis estudio fotográfico, junte 3 latas de chiles grande, quite dos focos del pasillo del hotel para que me funcionaran como cañones de luz, me dirigí a los tendederos y quite las sabanas negras de no se quien, compré los rollos en pagos con mi amiguita Jessica, que quien quita alguna vez me pedirá que la fotografíe y quien quita y se le hace, no esta nada mal la mujercita.


Ya preparada la cámara, los cañones el fondo, todo estaba listo, me quito la ropa y le doy una sacudida pues será la vestimenta de mañana, saque mi viejo overol azul, el sombrero de cazador que tiene una gran fama pues fue de Diego Ribera quien fuera amigo de mi bisabuelo quien padeciera demencia y fuera un gran artista, listo ahora soy todo un fotógrafo experto.

8:30, con nervios me dirijo al tocador, pues el retrato de mi María tenia un poder hipnótico que al verlo soñaba despierto, fantaseaba con aquella mujer que vi en el mercado apenas hace unas horas. El toque suave de mi puerta me hace despertar, corrí a abrir la puerta y eran dos de las tres mujercitas que descubrí en el estacionamiento, sin mas palabras señale mi estudio y haciendo una reverencia las hice pasar, hora de presentarnos, mi nombre es Luis, Lord Luis besando la mano de las dos bellas mujeres Flor era la que en apariencia era la mas grande, tenia un rostro tan fino que hacia verla tan distinguida y radiante, ojos grises pardos. Elizabeth o Liz como ella lo prefiere era una vampiresa hecha y derecha, cabello negro largo, ojos grandes claros un excelente cuerpo ¿qué mas podría pedir para esta noche? Ah tenían deseos de parranda, lo noté por que sacaron una botella de mezcal de su mochila, Para variar y bajarnos el calor de un mezcal, una bolsa de papas.

Para no quedarme atrás, saque mi botella de Cazadores ya un poquito baja, ah ya recuerdo fue en la doceava luna del año., mi cumpleaños por que han de saber que cada luna es un mes y yo no tengo un mes fijo, solo me rijo por la luna. Para rematar con un día perfecto, grito ¡Don Brijido! tendrá unos refresquitos por ahí , las señoritas tienen sed. Baje por los refrescos y don Brijido dice: Habrá una para mi, -lo dudo mi buen Brijido es carne nueva y la verdad es que usted ya anda un poco apolillado-. Tomé los refrescos de la mesa y en un segundo estaba arriba con aquellas dulcineas inocentes.

Después de un rato de terapia intensiva, mezcal y un poco de tequila salieron las lagrimas, las confesiones dolientes y sueños… uno de los sueños de las dos mujeres era ir a la orilla de un lago de noche, con una buena compañía y nadar desnudas y ahí mismo hacer el amor apasionadamente tipo orgía. Así es que saque el carro de doña Catarina de la cochera pues ella me deja las llaves en mi cuarto para poder llevarla al mercado de los Domingos, pasando una hora de camino estaba un charco con apariencia de un lago pequeño, era la primera vez que la hacia de genio cumplidor de sueños y deseos. Sin ropa las dos bajo un cielo estrellado, una luna parda que aún es cuarto menguante sueltan carcajadas tal como si trajeran algo muy picaron en mente. Andaban un poco ebrias, mientras ellas nadaban en el charco yo me senté en una piedra, un escalofrío me hizo sentir miedo, pues un viejo dicho para mi nuevo para las demás personas es… Un escalofrío es un presagio oculto que cuando tiene colmillos para morder ataca, deje de pensar en ello para dedicarme a pensar en María pero poco me duro el gusto, me estaban mojando invitándome a jugar y chapotear con ellas en el agua. Pero al momento en que me acerque ellas ya querían salir del agua pues el sueño era terrible. Dirijiendome al auto con las dos mujeres que me abrazaban con el pretexto de tener frío y que solo yo iba a poder quitarcelo. Ya en el auto quedaron totalmente dormidas, mientras viajaba en la carretera pensaba en el cuerpo de María.

Arriba mujeres ya llegamos, al poco rato ellas estaban en mi cama, cubiertas solo con una cobija de tigre toda agujerada pero como calentaba. Era difícil estar en mi cuarto con dos mujeres hermosas, desnudas, en mi cama y para rematar mi suerte dormidas. Me acerque a la cama, me metí en medio de las dos, abrazaba a Flor y Liz me abrazaba a mi, no quería separarme de ahí, fue tan inocente que parecía un juego de niños. Liz todavía no se dormía del todo, volteo mi cabeza y beso mis labios mientras se iba destapando para poder así apreciarla desnuda, abría y cerraba las piernas y hacia gestos de placer intenso, medio minuto paso para que estuviera dormida. Salí de la cama y tapé a Liz quien de ahora en adelante sería mi favorita.

La nostalgia me invade, el sentimiento mudo que recorta la felicidad para hacerme entrar en un pasaje triste de recuerdos.

La vieja mesa que partía el cuarto de hotel, la pluma, hojas blancas y un momento de inspiración me hicieron escribir a mi querida María.

Sediento de tus besos
Robo una rosa para ponerla en tu frente,
Hoy temblaras al sentir mis ojos en los tuyos
Tendremos el tiempo para perdernos en el fuego
Ahogarnos del delirio y vivir sobre el aire.

Quede dormido en mi silla, nada podría levantarme. Al abrir los ojos las dos bellas mujeres ya no estaban ahí. Tomé un baño pues ya me hacia falta, después de media hora de agua caliente uno tiene que salir y solamente gozar la vida. María, tenia que seguirla buscando, así es que de inmediato me visto, tomo las llaves del cuarto y salgo a tratar de encontrarla sin parar camino por las calles del centro tratando de mirar cada rostro, un segundo escalofrío me puso la piel de gallina y en un momento de incertidumbre volteo hacia atrás. Cada rostro parecía devorar cada uno de mis pasos.

Una mujer elegante acelera sus pasos, como si me estuviera siguiendo para darme algo o decirme algo, era tan atractiva, podría decir que se parecía a mi conciencia, posiblemente un alma gemela. Esperé a que llegara a mi encuentro tres pasos antes de llegar me sonrió así supe que era conmigo el asunto, me tomo la mano y caminamos juntos sin decir ni una sola palabra, solo me sonreía y yo le respondía con una mirada picara. Al llegar a la esquina cerca de una farmacia me detuvo, tomo mi otra mano y me hizo abrazarla de tal manera que sentí sus latidos del corazón y un calor tan lleno de vida que me sentí muerto pues yo estaba frío de nervios y miedo, al cruzar la calle estaba el jardín Torres Quintero, mientras nos dirigíamos a una de las bancas soltó su hermoso cabello y expuestos a la luz del sol sus ojos son aceitunados, el brillo hacia ver sus rostro tal como si fuera un ángel. Al sentarse ella en la banca hizo la seña de que la acompañara y de inmediato reaccione. Fue tanta mi emoción que enmudecí mas no me hicieron falta palabras para saber que ella estaba ahí por mi, venia a salvarme, lo presentía, podía olerlo y verlo a través de sus ojos, era la misma muerte quien venia a darme un primer aviso. Aveces pensaba en la muerte, era tan atractiva dentro de mis cuentos que siempre la encarnaba en un bella mujer que sensualmente y sin mencionar una palabra, me llevaría al cielo o al infierno pero jamas se separaría de mi, estaría acostado en sus piernas y le contaría el porque de mi vida, y acariciaría su fino y delicado cabello, subiría a sus labios y sin besarlos respiraría su aliento ella vestida de negro, fino ángel de muerte bondad incógnita, verdad inusual de un mortal demente y fantasioso deseante de un sueño hermoso y superficial. Al mirarle los ojos me acerque a su cuello y recargue mi cabeza en su hombro por que se que ahí es donde yo podría llorar y no habría ninguna reprimenda de su parte.

Su piel es tan suave, sus manos suaves, tiene pequitas en la nariz que la hacen ver como una pequeña y picara niña en busca de travesuras. Se levanto de la banca y se dirigió a la fuente, después de 5 segundos ella ya no estaba.

Levanté mi mirada y María, mi María estaba frente a mi, no estaba ni a dos pasos de mi. Me recuerdas, te conocí en el mercado. Mi nombre es Lupita mi querido señor Luis desde aquel día no he dejado de pensar en usted y ha sido tanta mi curiosidad que deseaba verle y hablarle pues su presencia en el mercado tubo una reacción muy rara en mi.

Después de una formal presentación me ofreció su mano invitándome a levantarme y seguirla, seguirla posiblemente al fin del mundo o de nosotros mismos. Recorrimos el centro en su totalidad, el mercado, la catedral, todos los lugares en los que yo había estado antes. El fin de la caminata e interesante platica acerca de su vida nos llevo al estacionamiento constitución en donde un suave y tierno beso pacto entre nosotros un amor instantáneo al cual respondimos de una manera acelerada, ya eran las 6:30 de la tarde y empezaba a oscurecer, nosotros seguíamos abrazados observando las cúpulas de catedral. La noche cubrió el cielo, el sentimiento brincaba de cabeza en cabeza. Una botella se asomo por mi mochila, al sacarla la observamos tal como si estuviera destinada a ser bebida en ese momento, así fue; después de un abrir y cerrar de ojos ya estabamos en un juego del cual no podríamos salir, jugamos a amarnos, con el firme juramento de que nuestro sentimiento sería eterno. Solamente la Muerte podría separarnos.

Al llegar la mañana el tercer escalofrío se hizo presente, fue mas fuerte que los dos anteriores. Lupita se levantó se dirigió a mi y me tomo de el brazo tal como una dama obligando a seguir adelante a su caballero. Después me abrazo por la espalda y no me soltó, estaba anudada a mi, anudada a mi sentimiento.

Al bajar de el estacionamiento, al llegar a la parada del camión mis manos estaban frías, subimos al camión y al arrancar otro camión de gran tamaño se impacto contra el nuestro, la reacción automática fue cubrir a Lupita de un fuerte impacto, pasaron dos minutos, se nubló mi mirada y perdí el conocimiento. A los 20 minutos, me levanté como pude pues el camión estaba volcado, Lupita no estaba ahí, limpie mi frente pues estaba sangrando, salí del camión a duras penas, había varios cuerpos tirados, el de Lupita no estaba. Un minuto después de la satisfacción cerré los ojos. Perdí el conocimiento…

Después de dar vueltas y vueltas, recorrí la faz del mundo abriendo los brazos, renaciendo de algo que creía muerto por tantos años, mi esencia, mi sonrisa sincera y un poco de amor extendido por una mano… Gracias.

Hoy noche de lluvia de estrellas, una azotea, lo mas alto es escenario de primera fila, me hace ver un rostro el rostro de Lupita iluminado por grandes luceros que caen para perderse en otra galaxia, infinita mirada oculta que negaba la existencia de un problema andante, soledad te he perdido, melancolía ya no te necesito. Ahora tengo un hombro en donde llorar, unos brazos en donde refujiarme y unas piernas en donde poner mi cabeza a salvo mientras unas manos recorren mi rostro, mi rostro que mira al cielo, pues hoy estoy en el… Un vidrio que me atravesó el cuello acabo con mi existencia…


Texto agregado el 11-08-2005, y leído por 104 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
11-08-2005 Horrible. Por favor para de hacer sufrir a los lectores. No hay peor escritor que el que cree quer todo lo que escribe es bueno. chepino
11-08-2005 bueno bueno hay va.. elcasta
 
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