Allí estaban, frente a frente, con la vista fija en esa persona, casi desconocida por el tiempo transcurrido intentando adivinar mirando, sin animarse a romper el silencio que se había creado.-
Ave contempló a Julia de pies a cabeza. Nadie podría asegurar a ciencia cierta que eran mellizas. Julia era casi tan baja como ella, tenía el cabello azabache, cortado al estilo “Amelie”. Su sonrisa era amplia y sus curvas moderadas y a decir verdad no vestía como ella, circunstancia que le desagradó. Llevaba puesta una pollera de jean, corta lo que dejaba de ver sus flacas piernas, zapatillas de lona y una remera desgastada con el rostro de Bob Marley. Por último, un rosario colgaba de su cuello, no tenía anillos y no usaba maquillaje. A la primera conclusión que llegó Ave era que su hermana era una rea y que llegó a su hogar por no tener dinero encima ni tenía intención de procurarse un trabajo para conseguirlo.-
Mientras Ave analizaba a su hermana, nadie puede asegurar cuanto tiempo paso hasta que Julia dejó deslizar el pequeño bolso que traía hacia el piso, y dio un paso al frente.-
Ave retrocedió instintivamente y Julia se quedó tiesa, como si no hubiese adivinado el movimiento de su hermana.-
Tomando nota de éste extraño movimiento Ave adelantó su mano derecha con la palma abierta de frente acercándose lentamente al hombro de Julia, quién como un gato meloso que espera su recompensa esperaba ansioso el contacto corporal con su hermana.-
Al posar su mano sobre el hombro de Julia, Ave noto el estremecimiento corporal de su hermana e inmediatamente tomó nota de un hecho relevante al extremo.-
Los movimientos extraños de Julia no fueron una casualidad, Ave estuvo a punto de desmayarse, y sin romper el silencio que en ese momento invadía su pequeño lugar en el mundo le dieron ganas de abrazar a su hermana, de cuidarla, protegerla, y a la vez, esa extraña sensación de rechazo que la envolvía cada vez que un ser humano se le acercaba.-
Pero ésta vez era diferente, Ave sabía que su vida había cambiado, hacía dos días, pero jamás imagino que cambiaría de éste modo.-
Entre sus dedos, cual si fuera un pequeño palillo chino, Julia traía un blanco bastón.-
Dicha circunstancia espantó el resto de sus dudas.-
Julia, su hermana, y por causas que ella aún desconocía, era ciega.-
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