Yo caminaba. Lo disfrutaba tanto... y las personas me miraban como si fuera desconocida. En realidad lo era, para ellos, pero no para mí. Entonces no me importaba y seguía caminando, sentía las gotas de la lluvia golpear mi cabeza y mis hombros. Nunca descubrí si llovía cada vez mas fuerte o si yo me volvía más y más débil. Miraba a mi alrededor y veía toda esa artificialidad, semáforos, carteles, y más luces brillando como si todo fuera perfecto... como si todos pudieramos brillar. La gente se apuraba por llegar a ningún lado, se apuraban a huir del agua, corrían apresurados por las calles, desquiciados, como si algo fuera a cambiar en sus vidas, como si algo los esperara. Y parecían tan creíbles que hasta llegué a pensar que por ahí sí había algo...entonces, me estaba esperando a mi también? que podrá ser? Una gota agresiva me despertó, y claro... nada. Estaban preocupados, se notaba en el ambiente la tristeza de la gente, como si se les desprendiera y fueran libres de todo mal, pero a su vez se creara otro ente, formado solo por esta angustia. En realidad creo que las personas siempre están tristes, pero solo los días grises la piel se vuelve transparente, y vemos el interior... es que el sol brilla tanto...
Seguía respirando lluvia mezclada con el ente desconocido de las personas que se iba infiltrando a mí, se unían con mi ente, que siempre esta conmigo... no me gusta eso de las dobles personalidades. Había muchos edificios, bestias enormes, con muchas personas que miraban por las ventanas, sintiendo lástima por los que estábamos afuera. Recibíamos realidad, pero nadie sabe. Debe ser un secreto. Yo en cambio, sentía lástima por ellos. Esas personas no conocen. Y en nuestra realidad no tiene que haber espacios vacíos... pero no viene al caso.
Me sumergía en la oscuridad de la noche...en realidad, todo estaba cubierto de un brillo artificial, pero mi inconsciente creaba sombras. Las gotas contrastaban con las luces de los autos y eso siempre me llamo la atención, de chica me sentaba horas en el balcón de mi casa cuando llovía nada más a ver pasar las gotas a través de la luz de la calle. Y siempre me produjo la misma sensación... nunca voy a poder explicarla con palabras, el lenguaje es demasiado limitado como para expresarse. Entonces las gotas caían y yo también. Cuántas cosas...
En cada paso encontraba una verdad que se hundía en mí, y se iba auto-avasteciendo a medida que pasaban las cuadras. No. Era yo. Todo era distinto. Me sentía satisfecha. Como si creyera que todo fuera a ser así para siempre. Se fusionaban cantidades inimaginables de sentimientos, inexpresables, todos juntos, y me agobiaba esa sensación de inmensidad. El aire frío y húmedo contra mi cara me asfixiaba, me sacaba el aire y los recuerdos... entonces mis ojos se inundaron con melancolía en su estado mas puro y ya no podía resistir esa lluvia intensa, tan cruel sobre mi cuerpo vulnerable. Tantas lágrimas...Me arrepiento? ...supongo que ahora eso no sirve.
Puedo llorar?
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