“ DE PIRATA A PRINCESA “

Ella , aún no lo sabía; por el momento deambulaba por los alrededores, buscando algún alimento en los canastos de los residuos, perseguida por el hambre, por el vecindario, por la gente que en lugar de ofrecerle algo de comer, la apedreaba. Una vez la vi, una piedra impacto en su cuerpo y dolorida emprendió la huida.
Pero algo quedó gravado en su retina, por un instante sus ojos se cruzaron con los míos.
Esa noche no volvió y los siguientes dos días tampoco...
Segura de no volver a verla, enojada con los que de manera cruel la persequiron, lloré de tristeza...
Y de repente volvió; buscó mi mirada, ¡me buscaba a mí!, su carita se iluminó al descubrirme. Traté de atraerla, quise de acariciarla, reparar el daño cometido por otros, pero no se acercó, tan sólo me miró como evaluándome.
Sin asustarla le ofrecí comida..., y la aceptó, luego se fue.
Día tras día aparecía, comía, me observaba, hasta de pronto se quedó, con miedo, pero se quedó.
El tiempo ayudó a consolidar nuestra relación y a mejorar su triste aspecto de abandono.
Ya no estaba sola, ya no tenía que emplear su astucia de pirata para subsistir. Ahora tenía una casa, me tenía a mí, que le hablaba con cariño; hasta que un día me adoptó definitivamente.
Se quedó conmigo y con Mandra , mi gato, y el final resultó feliz como en un cuento.
De “pirata” pasó a ser mi querida gatita Marlén, y hoy alegra mi casa.
Lejos quedaron las angustias y las penas. Hoy remolonea sobre mi alfombra, restriega suavemente su cuerpo contra mis piernas...y ¡es feliz!.