Ésta que ahora les cuento, es una historia real que ocurrió hace muchos años, y se la escuché a mi padre, que sí la presenció.
Resulta que había un hombre muy bruto; más que un serón de esparto, o un condón de uralita.
Había nacido en una pequeña aldea, donde siempre trabajó en las labores del campo, pero se vino al pueblo, mejoró económicamente, y se compró un camión ya muy viejo.
Total, que como él no tenía el carnet para conducirlo, contrató a un chófer para que trabajara con la chatarrilla de camión que adquirió.
El conductor y el cacharro, trabajaban más que un mulo alquilao, dando portes de todo lo que se podía transportar, hasta que un buen día, subiendo una cuesta muy empinada, el camión comenzó a soltar humo por la parte del motor y la caja de cambios; pues se le estaba quemando el disco del embrague.
-¡Mecagoentoloquesemenea! -gritó el chófer al oler a disco quemado, más mosqueao que un pavo escuchando una pandereta, y muy temeroso de dar la mala noticia, llegó y le dijo al dueño de la tartana:
-"Mire usted..., Eladio..., al camión se le ha quemado el embrague" -decía hablando mientras temblaba.
El dueño, que era más bruto que un arao de palo, con la colilla del cigarro metida entre los labios apretados, se quitó la gorra, la tiró al suelo pateándola, y dando coces contesta:
-¡¡ Me cago en la madre que te parió, Juanillo...!! ¡¿ cuantas veces te he dicho que no quiero que se fume en la cabina...!?
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Sosegados saludos para todos ustedes, tras la irritación de Eladio
¡-"Miraratwolacom |