Lo ingrato de tus besos, es que siempre tuvieron lógica en mis labios... y así no puedo saborear tan preciadamente otras bocas. Lo ingrato de tus ojos, es que siempre fueron la razón de mi espejo... y así no puedo reflejarme tan hermosamente en otros brazos.
Texto agregado el 10-08-2005, y leído por 146 visitantes. (2 votos)