Cavilando en mis desvaríos, tu voz me dice que no me alcanza (y sí me alcanza).

Me adelanto unos pasos, y en el instante en que te regalo una flor y te robo un beso nuestro destino deja de existir.

Conforme el otro cae dentro del uno se desprende de mil secretos que ahora ocupan todo el lugar...ya no sirve juntar nuestros deseos.

Tan manchados pero juntos, tan puros y apartados, ya no es como antes, ya no estamos solos.