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La venganza


La voz del forastero se agregó al silencio como el grito de alerta de un pájaro en la noche, o como el viento al moverse.
Voló la cortina de tiritas plásticas, rojas, por el manotazo, por el sopapo que las deformó hasta que pasó el propio rostro del forastero.
Hacia la luz.
Y el hombre que se había agregado al silencio pisó fuerte en las baldosas del boliche, y el boliche mismo se acercó a él.
Portaba una faca desnuda, de hoja larga y espejada, calzada en el cinto.

Y al hablar congeló el aire pesado por el uso de la noche. Por los tabacos, por las barbas babosas de ginebra.
Hizo tiritar los dedos que orejeaban los cartones buscando una flor de espadas, o algún punto a mentir.
Más de uno miró a su alrededor como buscando un poncho. Otros con apuro empinaron el vaso llenándose la boca, y tragaron bramando.
Hubo reojos de miradas. Desconfiadas.
De susto.
Primero se alivió el bochorno que el día había dejado en el aire, después el frío comenzó a doler como una chapa helada que te apoyan sobre la piel.
Que te pesa en la espalda.
Que duele.
El murmullo quedó mezclado con el humo y la luz de los faroles.
Ahí habló.

- Busco a Amaya...!

Se le escuchó brotar de entre los labios azules. Azules pálidos. De muerto.
Al recién venido.
Los suspiros se quedaron para adentro. Odiando escaparse. Retenidos en el miedo.
Y al mostrador le fue creciendo el hielo, con ese ruido sordo que tiene la escarcha al quebrarse cuando avanza.
Las mesas se pegaron al piso.
Se podía ver brillar como la capa glaciar cubría el embaldosado mugriento. Como de agua, pero dura.
Dentro de las alpargatas se acurrucaron los dedos. Se fruncieron los ojetes. Se pudo ver los alientos, ya en el aire. Chorros blancos que salían de las bocas.
Y las cabezas girar buscando al que bebía con el patrón. Casi tocándose, mirando los vasos. Escarbando respuestas.
En silencio.
Y el voltear de Amaya, como una luz, como un fogonazo. Y el humo azulado. Y el relumbrar de las miradas.
Y los brazos en actitud de defensa que se cubren los ojos.
Y el corcoveo de cabezas.
El respingo.

Y el arma en la mano. Que queda apuntando. El arma negra en la mano, que vierte el azulado humo por el hueco fijo del cañón.
Que mira al forastero de frente.
La mano endurecida sostiene el revolver. Y el dedo que busca llevar nuevamente para atrás el gatillo, y ahí se queda esperando.
La mano enredada, que aprieta como una víbora furiosa la culata.
Y los ojos que crecen. Y el boliche se achica, se amontonan los olores. Y el resplandor que estalla en las caras.

Afuera, los árboles parecen nacer de nuevo en ese segundo que blancos quedan por el fulgor, clavados contra el suelo.
Muchos presienten que amanece.
Que en ese reflejo se hace el día.

Y la bala que para en el espesor del griterío, detenida antes de llegarle al pecho del forastero. Al dueño de la mujer ajena.
Congelada.
Para siempre.


(Alguien que pasaba, entrada la noche por la Plazoleta Hernandarias, esquivando el cementerio. Escuchó un estampido, como un disparo, o como una tabla que se parte.
Eso creyó.
Venía del interior del bar “Diez puntos”, que ya estaba cerrado y con las luces de la calle apagadas.
A esa hora.)


A Pablo Salomone (Vaerjuma) (2005)



(2005)


Texto agregado el 10-08-2005, y leído por 543 visitantes. (16 votos)


Lectores Opinan
26-04-2006 QUE BUENO!!!!! Ya no sé que decirte, Cali... Vos y vaerjuma son amigos de toda la vida, caminan las mismas calles, se meten en los mismos bares... IMPECABLE cuento! elnegropablo
16-09-2005 Has manejado las imágenes y los tiempos impecablemente; mezclando sentimientos personales con efectos en las cosas para dar mayor fuerza a la escena. He disfrutado mucho leyéndote. ***** graju
16-09-2005 Magnífico. Las imágenes van cayendo como naipes. Se pueden ver los rostros, se perciben las temperaturas, gélidas, los miedos. Dominio de la narrativa. El final, casi se podría aventurar que se sucede cíclicamente cumpliendo promesas de siglos. Ese día, "alguien que pasaba escuchó", pero sucede siempre, cada... Un abrazo * neus_de_juan
11-09-2005 Me recorrió ese sudor frío, preludio inevitable de ese disparo. Me pegó de lleno. Solo queda agregarte unas estrellas. Después, el abismo... ¡Atorrante! ergo ergoZsoft
10-09-2005 Realmente bueno! y como bien dice Peinpot me pareció evocar una película del Oeste. Felicitaciones y un saludo con***** josef
30-08-2005 Excelentes descripciones no solo de los lugares y eventos sino de las emociones.Muy buen contexto. Además el tema de tu obra me encantó. La Satisfacción que se toma del agravio o de un daño recibido, es algo que debería cambiar y dar paso al perdón. ***** fabiangs
27-08-2005 Me pareció obrero, descarnado, fantástico!!. Me emocioné y muchas gracias por la sensación.5* vicente1429
21-08-2005 La venganza es un vicio que sabe mejor cuando se repite una y otra vez. Todas las estrellas para que te abrigen en la Patagonia. Arturo ElTigre
17-08-2005 Los segundos en este cuento son de vital importancia. Se siente su peso, un tic-tac cercano, una gota de sudor se precipita desde mi sien después de leerlo. Imágenes que te llevan a un final angustioso, de saltos. Fabuloso el ritmo. Saludos. Calamitatum
16-08-2005 Un texto impecable. Bien podría ser el guión de una obra de teatro. Con su adaptación tan particular. Y una venganza que seguramente tendrá consecuencias en algún otro escrito de Vaerjuma. ***** Un abrazo Shou
15-08-2005 "... hasta que pasó el rostro mismo del forastero. Hacia la luz." Muy buen toque estilístico apoyado en la gramática: Cortar la oración y generar otra, reducida por elipsis, que representa un circunstancial. Pero aquí, la división de la oración crea un espacio. "hacia la luz" adquiere una especie de ambigüedad, dado que ya no se sabe exactamente si es el rostro o el forastero el que va hacia la luz. Esa oración adquiere una resonancia especial que contribuye a crear la atmósfera del relato. Excelente. "El boliche mismo se acercó a él" ¿surrealismo? ¿literatura fantástica? ¿ambas cosas? Para mí, además, es una imagen visual y de movimiento que destaca la fuerza, la presencia, del personaje, que al hablar congeló el aire. "Hubo reojos de miradas"... impresionante: la inversión de elementos sobredimensiona el enunciado justamente por el extrañamiento que sugiere al lector. "Y el humo azulado. Y el relumbrar de las miradas. Y los brazos que se cubren los ojos. Y el corcoveo de cabezas. El respingo. Y el arma en la mano. Que queda apuntando." El relato toma un ritmo muy particular, de suspenso, no deja ni respirar, y el efecto se apoya, una vez más, en la sintaxis. La oración simple, la puntuación, las cláusulas incompletas, la coordinación con el "y" lo logran. Impresionante tu relato Cali. Tu calidad literaria crece continuamente. Felicitaciones, mis estrellas. saraeliana
13-08-2005 Maravilloso texto, con sabor a vino y tertulia literaria entre artífices de las letras máximas en nuestro idioma. Mis felicitaciones, mi admiración. danielnavarro
12-08-2005 Bravo Amaya....cuantas metáforas profundas.......linea a linea de tu cuento, hasta a mi "se me fruncía el ojete"......al mostrador le fue creciendo el hielo. Tenemos Amaya para rato, hasta Hernandarias hubiese temblado de haber estado presente. Felicitaciones amigo patagonico. Si va por el "Diez Puntos" pida un vino que yo lo pago por brindarnos esta excelente trama. Mis ***** estrellas para ti. chilicote
12-08-2005 Hermano, qué te puedo decir!!! "y el boliche mismo se acercó a él", eso me encantó. El relato es genial. Quizás las descripciones abruman en un momento de la lectura, porque uno se pone a esperar la acción. Pero justamente esa es la historia: hay cosas que suceden como si siempre estuviesen al acecho. Por las dudas, no voy a pasar cerca del Bar Diez Puntos. Suceden cosas por allí ... victorio
12-08-2005 Muy lograda la ambientacion!Tu texto da para guión y eso es mérito tuyo. Me recordó a algun/os cuento/s de Borges. Me parecio ver una pelicula del far-west por momentos. felicitaciones. 5* peinpot
12-08-2005 Impresionante cumpa, lográs la atmósfera justa de la escena. Todas mis estrellas para vos***** espartako
12-08-2005 Posees una potencia descriptiva impresionante. Estoy metido dentro del boliche...con la bala detenida....vaya...vaya...Me voy silbando cinco estrellas para el sabandija de vaerjuma para Vos Carlos. Se lo merecen. Máximo islero
11-08-2005 Y la bala queda en el espesor del griterío, detenida antes de llegar al pecho del forastero. (Al dueño de la mujer ajena.) Y el dedo busca nuevamente el gatillo, y ahí queda esperando...¡Vaerjumaaaaa, 10 rones reserva a que el interior del bar de la Plazoleta Hernandarias está abierto y pide VENGANZA! Y para ti "Diez Puntos" y todas las luces encendidas. maravillas
 
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