-¡Padre!...- se dirigió la niña al sacerdote de la inmensa catedral ubicada justo al pié de una hermosa montaña.
-A ver hija, ¿ Qué tienes? ¿Que mortifica a esa pequeña cabecita?-
-Perdóneme pero me acuso de algo muy terrible, sé muy bien que... después que Ud escuche mi confesión, me otorgará el peor de los castigos que jamás haya impuesto.-
-Cuéntame... ¿Qué es lo que te pasa?- pregunta el sacerdote...Recuerda que... no es conmigo con quien hablas, mira a Cristo a través de mi y desnúdate ante su divina presencia.-
La niña más asustada le dice:
- Fíjese, me he enamorado de un hombre que no me pertenece, el es ajeno y además muy feliz...-
-Dime hija. ¿Él está enterado de este amor?-
-No lo creo, el es bueno y siempre me ha mirado como lo que soy... ¡Una niña!-
-Es por eso que estoy aquí, ya que... siento mucha verguenza contárselo a alguien, y en secreto de confesión le digo...-la niña con lágrimas en los ojos y su voz temblorosa continúa su relato.
-Padre, no sé lo que es el amor, pero...creo que al cerrar mis ojos lo veo a él, justo frente a mi boca, yo levanto mis pies hasta
donde puedo y lo beso y...¡Me hace temblar!; no sé porqué? pero siento que algo extraño me pasa...mi corazón palpita rápido, muy rápido y casi no puedo respirar, siento mi boca muy caliente como si ardiera dentro de ella, una brasa encendida.
...El Sacerdote no interrumpía el relato de la niña que con su dulce mirada lo enternecía...
-Padre, sé que estoy haciéndo algo indebido y también comprendo que esto no está bien y aunque él no lo sepa... me ha tocado y despues yo tambien lo toco y lo más asombroso es que...¡Me gusta hacerlo!, es como un juego y es tan maravilloso pensar que es él quien me toca.
El sacerdote comenzó a sentir coraje por aquel inesperado relato.
-Hija Mía... Nunca te dejes manosear de un hombre , no es bueno que esto este pasando y que Dios jamás lo permita te suceda lo peor, tienes que hablar con tus padres y pedirles su ayuda y no temas, que ellos comprendrán.-
-Continúa niña- acota el sacerdote.
Mientras tanto, la niña seguía relatando su historia...bajando cada vez más su seguridad.
-Es que...¡He sido suya!-
- Perdóneme padre, pero fué algo hermoso y si se diera la oportunidad, lo volvería a hacer, es que... fué algo maravilloso, es una sensación que no le
puedo explicar. Se siente como subir al cielo para luego bajar de un solo golpe!
-Hija, por favor, dime el nombre de esa persona y tendrás que perdónarme, pero... lo tengo que denunciar por sádico y pervertido, El sacerdote tomó su celular y cuando estaba marcándo a la policía...La niña se colgó de su sotana y le dijo llorándo:
-Por favor! no lo haga,... ¡Ese hombre es Ud!
Merly Gómez
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