En el delirio de tus puños tejo la savia de tu huerto y descoso el latido de la noche. Visto de fiesta tus pupilas y con el hilo de tu carne zurzo la mirada que me expande. Dibujo el sol en el sauce de tu espalda y en las centellas de mi nombre se anidan los pájaros de Júpiter. Delineo la topografía de tu pliegue y con el atlas del poema matizo el perímetro del universo. De los mares emergen mariposas, tierra fértil de la aurora que se pierden en los cauces de tu lengua. Me ciño a tu piel a la hora del deseo y en la canícula, me escudo entre tus muslos. Anuncio y profecía: Al alba, me mudaré a tu cuerpo.
Texto agregado el 09-08-2005, y leído por 251 visitantes. (4 votos)